Un puente abajo, hace dos años
El barco pesquero Patricia impactó a la estructura del puente en octubre de 2017. Fue reconstruida meses después. No es el único accidente de este tipo.
SUCESO
dólares, sin embargo, continuó, lo que agradecen los dos centenares de habitantes de la isla, a quienes sí les sirve el puente peatonal.
Otro de los reparos que presentan los astilleros artesanos es en los horarios. Como el basculante lo maneja Astinave, creen que es la compañía la que traza la agenda, y afirman que muchas veces la tramitología para dejar pasar una embarcación es demasiado tediosa.
Al respecto, el gerente de Astinave, Camilo Delgado, aclara que la empresa no es la que manda. “Los horarios del puente llegan por oficio desde la Capitanía. Hay normas, exigencias, como la presentación del permiso de zarpe aprobado por la entidad. Además de la autorización del Secob. Astinave solo abre y cierra el puente”.
Carlos Andrade, director zonal del Secob, explicó que es Senplades el ente que debe decidir quién debe encargarse de la operación y mantenimiento que hoy Astinave no realiza y que requiere una inversión de unos 40 mil dólares anuales.
El presidente de la Fundación Bienvenido GYE, Fernando Mancero, investigador que escribió el libro ‘El Astillero: recuerdos lejanos de un barrio noble’, lamenta la afectación a los astilleros, pero observa que no es lo más grave.
“Con obstáculos a la navegación se está desnaturalizando la esencia de Guayaquil como puerto. Ese paso es una construcción antitécnica, antihistórica, antiecológica, que atenta contra esa esencia fluvial”, cree el también activista.