Susto sin drama en el corazón porteño
Los desperfectos en estructuras de Guayaquil no frenaron la rutina diaria ❚ No hubo heridos
Los dedos de Franklin Soriano se perdían en la masa espesa. Daba forma a los panes que luego metería en un horno, mientras decenas de curiosos se acercaban hasta la cinta de seguridad amarilla con la que cercaron el portal de la panificadora donde labora.
El panadero llegó a las 07:00 de ayer hasta el local que alquila en las calles Sucre y Machala, en el centro de la urbe. A pesar de que notó que parte de la fachada de la edificación colapsó, continuó con su trabajo como si nada.
Esta fue una de las estructuras afectadas en Guayaquil, por los movimientos telúricos que se dieron durante la mañana de ayer. La parte superior de la vivienda está deshabitada, porque según Soriano, ya había quedado afectada por el terremoto del 16 de abril de 2016.
El panadero continuaba con su labor y Christian Gavilanes, quien trabaja en un almacén por la zona, temía por la inestabilidad de algunas construcciones que hay en el sector.
Otro afectado fue el edificio Huancavilca, en las calles Víctor Manuel Rendón y Santa Elena. Parte de los vidrios cayeron al pavimento, pero según Wilson Sánchez no había ni vehículos ni transeúntes a esa hora y no hubo mayores daños.
Durante el primer temblor, el joven bajó corriendo las escaleras de su vivienda, que está frente al edificio y escuchó un fuerte estruendo. A las 10:00, trabajadores municipales recogían los pedazos de cristal. Siente temor de que más partículas se desprendan de las ventanas.
Quienes aseguran sentir miedo constante por culpa de una vivienda en mal estado son los vecinos del callejón segundo F entre las calles 40 y 41, del suburbio porteño.
Según Christian Verdugo, abogado de las dos familias que residen a los costados de la casa, esta recibió una orden de demolición en 2011, porque presuntamente representaría un peligro a causa de su antigüedad y deterioro.
La mañana de ayer, un pedazo de pared colapsó y puso a correr a la familia Calderón Coello. Tania Calderón asegura que no solo los movimientos telúricos le dan miedo, sino que cuando llueve, escucha que pedazos de material de construcción caen sobre su techo.
Hace ocho años, explicó Verdugo, ellos presentaron un documento en el que pedían al Municipio de Guayaquil que demoliera el edificio. “Queremos evitar que ocurra una desgracia mayor. El edificio está a punto de caer, y junto a él viven personas con capacidades especiales”, indicó.
EXPRESO se comunicó vía telefónica con Xavier Narváez, director de Justicia y Vigilancia del cabildo, pero no respondió.
EL DETALLE Tránsito. A pesar de que los cuatro túneles de la ciudad se cerraron durante dos horas, el tránsito fluyó con normalidad. MORONA SANTIAGO