Diario Expreso

VERIFICACI­ÓN

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La Secretaría de Gestión de Riesgos continúa con la evaluación de posibles daños en las poblacione­s de la provincia de Morona Santiago, donde ocurrió el sismo más fuerte.

Un segundo sismo de 5,9 grados lo desequilib­ra. Saltan al rescate Marcela y Diosvanys Viltre Estupiñán; viven al frente. Lo sientan en la vereda y el hombre, tembloroso y aún atolondrad­o, les narra que solo atinó a correr hasta el balcón de su casa, a cinco metros de su dormitorio, trepó barandilla de metal y se dejó caer.

Aquella reacción se llama síndrome de don Juan, dice un bombero que no se identifica. Con una explicació­n un tanto jocosa, y después del susto, el agente cuenta que este mal le sucedía a los hombres que antes escapaban de sus casas por los balcones para ver a sus amantes. Se fracturaba­n los pies porque caían parados.

No es el caso de Ocampo. El hombre, quien según su red social ostenta el cargo de “piloto”, fue llevado al hospital General de Macas en una ambulancia. Está más tranquilo. Parece haber superado el susto.

En el hospital, los médicos lo atienden y, según el gerente de la casa de salud, Marco Villegas, sufrió un “esguince a nivel del tobillo”. Nada más. Lo mandan a casa a reposar.

Ayer, con el pie inmoviliza­do, Santiago aparece por la ventana. Su madre sale al balcón: “Sí, se botó del segundo piso confirmaal verse solo. Está bien. No es importante”, afirma. ¿No es importante? Sí que lo es. De él hablan en el barrio, las autoridade­s, pues no es la forma en que se aconseja actuar en casos de temblores.

Sus vecinos, Diosvanys y Marcela, se sienten conformes sobre la ayuda que le dieron. Frente a la casa recuerdan aquella madrugada en la que, además del susto de los sismos, vivieron el miedo de atender a un herido. El temblor, si bien no cobró vidas en Macas -ciudad situada a unas tres horas en auto del cantón Taisha, donde se registró el epicentro- sí hubo cinco heridos. El gerente del hospital de Macas precisó que a la casa de salud llegaron dos personas más, además de Santiago Ocampo, con crisis nerviosa y heridas al caerse.

Por ahora se respira calma, aunque los pobladores siguen en alerta. La noche del viernes el Instituto Geofísico registró una réplica de 3,59 grados. A las 02:40 de la madrugada de ayer hubo otra de 3,6. No se sintieron. El día transcurri­ó con normalidad. En el centro de la ciudad la gente camina impasible; los comerciant­es ofrecen sus productos; y Ocampo reposa en su casa.

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