El futuro de Maduro
Se ha comentado tanto de Maduro que parece que ya no hubiera argumentos, tanto a favor como en contra, para seguir insistiendo en ese tema. Venezuela ha sufrido en su vida republicana varias dictaduras, pero Maduro supera a todas ellas. Recordemos que en los últimos años este país mantuvo dos partidos que prácticamente se turnaban el poder. Era tanta su riqueza que se llenó de inmigrantes, europeos y sudamericanos. Recordemos también que gran cantidad de ecuatorianos se dirigieron a ese país por las posibilidades que había para conseguir trabajo y ahorrar unos cuantos bolívares, lo que significaba cuatro por un dólar. EL CAMBIO. Esta enorme riqueza permitió que surja en las filas del ejército un oficial descontento que quiso dar un golpe de Estado, el cual fracasó y llevó a la cárcel al futuro líder Hugo Chávez, quien luego fue puesto en libertad. Pero ya habiéndose dado a conocer, se ganó la simpatía popular y llegó por la vía electoral a la presidencia. Chávez se declaró primero bolivariano, aunque interpretó la doctrina política del Libertador a su manera. Después se entusiasmó con el socialismo del siglo XXI (Dieterich es su autor, pero ni él mismo lo entiende). Repartió petróleo y dinero para tratar de convertirse en un líder continental que reemplazaría a Fidel Castro, ya casi en su lecho de muerte. Pero murió también él, y su reemplazo, Maduro, junto con los militares y las brigadas bolivarianas conformadas en gran parte por cubanos, creyó que podía, con la fuerza, quedarse indefinidamente en el poder.
Pese a la presión internacional e incluso de la petición de los Estados comandados por Uruguay, Bolivia y México y algunos países europeos que buscan que convoque a elecciones libres, él se niega, basado en que con el respaldo militar será difícil que lo saquen. Vivamente sostiene que acepta diálogos, pero no negociaciones. Además, una nueva elección libre, como se exige, determinaría la presencia del gobierno de Guaidó por más de un año, dada la necesidad de cambiar la estructura política actual y el sistema electoral, totalmente corrompido.
Estados Unidos se ha pronunciado en contra de Maduro; reconoce el gobierno de Guaidó y ofreció mandar abastecimientos y bloquear los fondos de PDVSA, pero hasta allí llega. A Trump no le interesa abrir un frente en América Latina. Este bloqueo de los fondos, aunque Rusia, China e Irán le den su apoyo, será lo más efectivo. El día que por falta de dinero deje de pagar a las Fuerzas Armadas y a los bloques llamados bolivarianos, allí le será muy difícil mantenerlos leales. No nos olvidemos de que la lealtad de China responde a querer cobrar la cuantiosa deuda que tiene Venezuela con ellos y a pretender pagarse aunque sea con un petróleo devaluado. En cuanto a Rusia, lo con- sidera una buena oportunidad para hacer presencia en América.
El hecho de negociar con dirigentes de los grupos de los países que lo desconocen, significa que, de seguro, la primera negociación que se discutirá será la de que deje el poder y que convoque a unas elecciones libres, supervigilado por los organismos internacionales como veedores. Cualquier tipo de negociación para Maduro sería reconocer que su elección fue espuria, como así lo fue. Además tendría que abandonar su mandato y perder la oportunidad de quedarse indefinidamente, sabiendo que el sistema electoral por él creado no lo va a dejar perder nunca. Por eso no se cansa de indicar que él acepta diálogos y nada más, a sabiendas de que con los diálogos no se llega muy lejos.
Si el conjunto de países que ya han reconocido a Guaidó rompe relación diplomática o da consignas a sus embajadores de mantener contactos con el nuevo gobierno por la actitud de Maduro, en este mundo globalizado será difícil para un régimen mantenerse como gobierno. MADURO NO SE DA CUENTA DE LA REALIDAD. El hecho de impedir recibir medicinas y alimentos, que sabe que su pueblo necesita, es una actitud incomprensible. Confía demasiado en los Estados que lo apoyan. En lo interno ya empiezan ciertos militares a desconfiar de su jefe supremo. Si se le han cerrado las llaves de Pdvsa, si le han incautado el dinero de los bancos en el exterior, se le bloquea el envío de petróleo a los clientes que le quedan y obtiene resultados la convocatoria de Guaidó para permitir el reparto de los alimentos y medicinas, entonces ya se le cierran todas las posibles salidas. No creo que Maduro dure mucho. Pueda ser que en algún momento los militares cedan y entonces tendrá que pensar dónde refugiarse: si en Cuba o en Rusia. En ambos países se convertirá en un clavo para el Gobierno que lo reciba. Si no lo hace pronto, tiene la amenaza, o de ser juzgado por la Corte Penal Internacional o de ir a los calabozos de Guantánamo, como propone el vicepresidente americano.