Diario Expreso

Otra de cal

- ✑ PAUL E. PALACIOS Twitter@paulepalac­ios

El 7 de febrero pasado se entregó a la presidenta de la Asamblea el proyecto de Ley de Corredores de Bienes Raíces. En su contenido se establece, por ejemplo, que las empresas privadas cuyo objeto sea el desarrollo inmobiliar­io y el alquiler, contratará­n a un corredor de bienes raíces para vender sus bienes o darlos en alquiler. Es decir, cuando después de años de estancamie­nto del sector inmobiliar­io y luego de mucho esfuerzo empieza a verse un ligero movimiento, se pretende expedir una ley donde se dejaría en el desempleo al personal de ventas y mercadeo de esas empresas. Pero el tema no termina ahí; si un pequeño empresario en el cantón Cascales desea hacer una modesta plaza de comidas con 7 locales para servir al turismo en el Oriente, debe acudir a un corredor de bienes raíces y pagarle una comisión, aunque él mismo se haya preocupado de conseguir a sus inquilinos.

El proyecto es tan absurdo, que las personas que hoy legítimame­nte ofrecen sus servicios de agentes de bienes raíces tendrían que convertirs­e en empleados de “corredores”, para que puedan seguir trabajando. Pero además, las licencias de operación de los corredores las conceden las asociacion­es provincial­es (ellos mismos), previo a los cursos que ellos dictan. ¿Quién terminará pagando las comisiones de los corredores? Desde luego que el comprador de la vivienda o los inquilinos, porque como generalmen­te ocurre en una economía de mercado, los costos

En estos días de la civilizaci­ón, la tecnología va resolviend­o problemas de intermedia­ción y facilitand­o transaccio­nes’.

se trasladan.

En estos días de la civilizaci­ón, la tecnología va resolviend­o problemas de intermedia­ción y facilitand­o transaccio­nes. Imaginemos por ejemplo que mañana se desarrolle un portal electrónic­o donde libremente se coloquen bienes raíces disponible­s, siguiendo los requisitos de inscripció­n, y cualquier persona decida comprarlos o tomarlos en alquiler; más aún, que se desarrolle una aplicación donde se pueda fragmentar para propósitos de inversión un bien raíz, masificand­o la propiedad de medios tangibles de producción: ¿por qué se le debe pagar un centavo a alguien que no hizo nada? No traten de detener el avance de la civilizaci­ón, por favor.

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