Reconocimientos, nostalgia y alegría en las incorporaciones
Las medallas más largas que colgaban sobre el pecho de Melany Avilés Espinoza tintineaban cada vez que ella recibía un abrazo. Ni ella misma sabía cuántos reconocimientos había recibido hacía unos minutos, durante la graduación de las bachilleres del colegio Santo Domingo de Guzmán, al norte de Guayaquil.
“A ver, los voy a contar...”, decía sonriente la adolescente de 18 años, que fue la mejor egresada de la promoción 56, que desde las 08:00 celebró su ceremonia de incorporación.
Además logró el mejor promedio del año lectivo, un reconocimiento por haber estado 13 años consecutivos en el plantel, otro por destacar en áreas científicas (incluyendo el haber ganado el primer lugar en este ámbito en un concurso internacional), por demostrar liderazgo... entre otros que la hacían subir y bajar cada tanto del escenario.
EL DETALLE Dos ceremonias. El Santo Domingo de Guzmán realizó dos eventos. El primero inició a las 08:00 para los paralelos A y B; y el segundo, a las 10:30 para C y D. Bachilleres del colegio Santo Domingo de Guzmán y del Copol se graduaron ayer Los estudiantes más destacados recibieron medallas y diplomas CEREMONIA VOCES
Incluso ella fue la que dio el discurso de despedida a sus compañeras en inglés. “Este camino no es fácil, es bastante largo, pero debemos ser capaces de alcanzar nuestros sueños, confiar en nosotros mismos y no importan los obstáculos”, manifestó la chica, que desea estudiar Ingeniería Mecatrónica.
Sus padres, Sonia Espinoza y Frank Avilés, la miraban desde el público con los ojos desorbitados, orgullosos. Otros dos progenitores que aplaudían con efusividad eran Silvia Gordon y Gustavo Villavicencio. Mientras él se quedaba sentado, la señora se levantaba de su silla para acercarse al escenario a tomarle fotos a Laura, su hija, que también se llevó un diploma de honor por haber sido la mejor egresada del paralelo B.
El evento terminó y fuera del auditorio del plantel hubo lágrimas, risas, abrazos, selfis, felicitaciones y, sobre todo, nostalgia, coincidían melancólicas Romina Mora y Dalia Ibarra, de los paralelos A y B respectivamente.
Probablemente ambas se vuelvan a juntar en la universidad, porque las dos quieren estudiar Medicina. “Vamos a extrañar sobre todo a nuestras amigas. Estamos muy agradecidas con este plantel”, dijo Romina, cuyos ojos verdes se agrandaban entusiasmados.
Mientras tanto, en el Centro de Convenciones Simón Bolívar los 130 alumnos de la vigésima promoción de la Unidad Educativa Particular Politécnico (Copol) se pusieron su capa y muceta y también se convirtieron oficialmente en bachilleres de la república del Ecuador.
Con un discurso bilingüe (inglés y español), la mejor bachiller de la promoción y mejor promedio en Bachillerato Internacional (IB), Leslie Santos, agradeció a maestros, padres y compañeros por el aprendizaje y las experiencias vividas durante el período dentro de la institución.
Ella aspira a estudiar Negocios Internacionales en el exterior, específicamente en la Universidad de Pensilvania. Con orgullo y gratificación, Vanessa Sandoya, madre de la mejor bachiller, comentó acerca del largo camino que tuvo que recorrer su hija para ostentar aquel reconocimiento: “Leslie siempre ha sido una niña excepcional, desde los tres años ella sabía leer y escribir perfectamente. Como familia la hemos apoyado en todo lo que pudimos para que cumpla sus metas”.
Una intervención musical en piano interpretada por Daniel Chica, abanderado del pabellón nacional, llegó a conmover a varios de los asistentes. Daniel planea combinar sus estudios en música al mismo tiempo con su formación para convertirse en arquitecto.
Entre abrazos, risas y fotos, el maestro de Lengua y Literatura Rafael Montalván recordaba con nostalgia y satisfacción cómo se solía sentar en los pasillos de Copol para conversar con sus alumnos sobre sus problemas, ya sean estos académicos o personales. “Intento ser una guía y realmente esta promoción me marcó, los voy a extrañar mucho”.
Ahora se separan los caminos de estos compañeros de clases que estuvieron juntos tantos años. Unos quieren estudiar en el extranjero, otros buscan opciones universitarias en el ámbito local. Lo que todos tienen claro es que las experiencias vividas en sus instituciones educativas los definirán en el futuro y agradecen por ello. Buscarán que su amistad perdure en el tiempo.