El legado de los profesores y guías
En el largo tiempo que llevo laborando en la emblemática U. de Guayaquil, que hoy se encuentra pasando por un proceso de mejoramiento con la intervención dispuesta por el Consejo de Educación Superior, he tenido el agrado de relacionarme con muchos docentes que han formado a varias generaciones de profesionales, así como a nuevos profesores que ingresan con entusiasmo y fervor a ejercer la docencia a nivel superior.
Es un honor tener la oportunidad de tratarlos (manejo una sala de cómputo de profesores en la facultad de Ciencias Naturales), y en ciertas ocasiones hasta de conocer aspectos personales de sus vidas durante breves momentos, porque además de dar clases cumplen con la disposición de brindar tutorías a egresados y contactarse con empresas públicas y privadas para que los estudiantes puedan realizar pasantías preprofesionales.
El segundo “hogar” de una persona viene a representar el lugar donde trabajamos, puesto que ahí se fortalecen verdaderos lazos de amistad entre todos los integrantes, tanto que cuando se llega a conocer del fallecimiento de algún catedrático jubilado -como el reciente caso del geólogo Celso Cárdenas Arévaloque incluso impulsó la práctica del deporte ciencia (ajedrez), resulta como la pérdida de un familiar. Sin embargo quedan de legado gratos recuerdos en la memoria del alumnado, especialmente de haber aprendido valiosas enseñanzas, guías y consejos del maestro o educador que ha recibido el llamado del Padre Celestial.
Jhonny Muñoz Lima