La saturación del tráfico obliga el rediseño de intersecciones
Retiran muros y reubican semáforos en las avenidas Francisco de Orellana y Benjamín Carrión ❚ Ciudadanos tienen dificultades para circular en el sector
Con los cortes en la calzada, desconexión de las luminarias y la remoción de la vegetación iniciaron ayer los trabajos de reorganización vial de la avenida Francisco de Orellana y su intersección con la Benjamín Carrión.
Para la madrugada de hoy está programado el arribo de la maquinaria que retirará el muro de hormigón, lo que permitirá el paso directo hacia el norte de la ciudad desde los carriles de servicio de la Francisco de Orellana.
Según un estudio de flujo de tráfico de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), la intervención aliviará la saturación vehicular en este sector, un problema constante para peatones y conductores, como lo publicó Diario EXPRESO el pasado 19 de febrero.
EL DETALLE Labor. A inicios del 2018, en el redondel del monumento al Papagayo se retiraron 250 metros cuadrados de áreas verdes, para descongestionar el sector.
Mientras se concretan los trabajos en ambas arterias, los vehículos que buscan avanzar por la Francisco de Orellana hacia el norte deben desviarse por la Benjamín Carrión y tomar un retorno unos 250 metros más adelante.
Los transeúntes se quejan porque la invasión de carriles en la Benjamín Carrión dificulta el cruce, especialmente en las noches.
“Prácticamente el paso cebra ha desaparecido para los conductores, pues nos toca cruzar en medio de los automotores que en ocasiones exceden la velocidad”, manifestó Fernanda Montes, quien labora en un centro comercial de la zona.
Personas que frecuentan este sector del norte insisten en la necesidad de mejorar la iluminación y señalización.
Moradores como Juan Carlos Coronel se quejan porque en la mañana y tarde deben soportar el ruido. “Opté por vivir en el sector por la tranquilidad, pero aquello desapareció hace una década”, lamentó.
El conductor Orlando Calderón comentó que hay momentos en que las columnas de vehículos superan el medio kilómetro en los dos carriles de servicio de la Orellana. Uno de los motivos es el tránsito que proviene de Samborondón, a través del nuevo puente que se conecta con la avenida José María Egas.
Un malestar similar experimentan los choferes que necesariamente deben circular por la Benjamín Carrión. “Basta que un vehículo sufra un desperfecto para que se forme un embotellamiento”, indicó el taxista
Prácticamente nos toca cruzar al apuro. Los conductores que circulan por la Benjamín Carrión no respetan el paso cebra, pese a que está visible.