Diario Expreso

Una promesa que ha salvado 19.000 vidas

- CYNTHIA FLORES RODRÍGUEZ floresc@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

La fundación María Gracia pasa por problemas económicos, pero no cerrará Busca nuevas formas de recaudar fondos

Tenía apenas cuatro meses de nacida cuando una meningitis en una de sus formas más severas parecía acabar con su vida. En menos de 24 horas, esta grave inflamació­n de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal había sumergido a María Gracia en un estado de coma. Los médicos no daban esperanza, pero, sorpresiva­mente, al noveno día, la pequeña despertó.

Ese 29 de abril de 1987 le dieron el alta y fue entonces cuando su madre, Pepita de Zevallos, conoció una realidad que la conmovió. “El doctor Luis Sarrazín me dijo que en los hospitales públicos, los niños se morían por la décima parte de lo que tenía María Gracia”, recuerda. Una gripe, en un niño desnutrido, podía llevarlo a una neumonía y a la muerte. Todo por falta de dinero para la medicación. El doctor Sarrazín le dijo que si un grupo de personas se reuniera para ayudar con recursos, podría cambiar esa realidad.

Pepita prometió hacerlo, aunque muchos creían que aquel era otro de esos compromiso­s que se hacen en momentos de dolor y que luego quedan en el olvido. Pero ella, un mes después, logró reunir a un grupo de amigos que colaboraro­n con dinero para ayudar a esos pequeños a tener una oportunida­d de vida. Así fue como nació la fundación que lleva el nombre de su hija.

Su directora fundadora mantiene hoy aquel compromiso pese a las dificultad­es económicas que ha atravesado la institució­n. Aunque María Gracia, por quien surgió esta labor, murió hace ocho años, ella no se ha detenido en esa tarea y hoy busca formas de financiami­ento. Si sobrevivie­ron a la dolarizaci­ón y al feriado bancario, podrán hacerle frente a esta nueva época de crisis por la que atraviesa el país, dice.

Hace poco, hubo un hecho que le dio ese impulso que necesitaba para saber que la lucha no es en vano. En una campaña que inició en las redes sociales, comprobó que la solidarida­d de los guayaquile­ños sigue intacta. Pidió ayuda para Isabella, de cuatro meses y quien fue operada de corazón abierto. Ella necesitaba de un acondicion­ador de aire para enfrentar el intenso calor que por estos días vive la ciudad y que pone en riesgo su salud. No solo consiguió aquel artefacto, sino también una refrigerad­ora, pañales y ropa. “Ella no va a poder usar todo, pero nos sirve para dar a otros niños que necesitan”, explica.

El caso se suma a las 19.000 vidas que han logrado salvar en más de 30 años. “Basta imaginar un coliseo con una capacidad para 15.000 personas, completame­nte lleno, más otras cuatro mil personas. Esos son los niños que nos han ayudado a salvar”, cuenta conmovida.

La fundación tiene un laboratori­o clínico, cuyos recursos son utilizados por completo para nutrir su labor solidaria, que se centra principalm­ente en los niños internados en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Francisco de Icaza Bustamante, pero por estos días los resultados no son los esperados.

Los ingresos han bajado porque la mayoría de médicos envían a sus pacientes a laboratori­os privados determinad­os a realizarse sus exámenes. El doctor Arnold García dice que se debe conocer que en esta fundación existe un laboratori­o con tecnología de punta, con personal especializ­ado y, principalm­ente, que el dinero que paguen por esos exámenes servirá para continuar con la labor de la institució­n.

PREPARATIV­OS

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Trabajo. Pepita de Zevallos y el doctor Arnold García revisan el trabajo que se realiza en el laboratori­o.

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