Un nuevo proyecto de nación (2)
Por qué comprometer a las Fuerzas Armadas en el apoyo al diseño de un nuevo proyecto de nación? Porque tenemos nuevos enemigos externos e internos que luego de firmada la paz con el Perú no hemos podido poner bajo control y requieren de gran unidad nacional para ser vencidos.
Las Fuerzas Armadas, en su gran mayoría todavía mantienen la mejor custodia de valores como la disciplina y el patriotismo, que en otras vertientes sociales están contaminados o perdidos.
Por supuesto, bien sé que la propuesta de una gran alianza cívico-militar entra en sospecha luego de observar lo que ocurre en Venezuela, donde se presume existe una conjugación de esa naturaleza. La que propongo nada tiene que ver con el engendro prototalitario que todavía subsiste en la patria del Libertador.
Primero porque nuestras FF. AA. están hechas de otro material. Tempranamente asumieron su rol en defensa de las libertades y, herederas de las virtudes del Abel americano, ni cuando se dieron los más terroríficos excesos en el Cono Sur, las fuerzas de seguridad ecuatorianas cayeron en ellos. Si se traspasaron límites en algunas de sus aventuras dictatoriales, también hubo gobiernos ejemplares. Y se dieron casos de corrupción, pero son como niños de pecho comparados con la voracidad insaciable del período de la “revolución ciudadana”.
Por otra parte, y justamente para evitar situaciones como la de Venezuela, conviene una alianza cívico-militar sustentada en un proyecto de país elaborado en común, en cuanto a sus grandes líneas doctrinales, que son parte de la idiosincrasia nacional. Los detalles, me place dejarlo claro, deben ser elaborados
Con las universidades, las comunidades académicas y los organismos técnicos liberados de prejuicios e intereses particulares, es obligatorio señalarle a la nación un nuevo rumbo’.
por el grupo político que gane las elecciones del futuro, pero lo determinado a base de lo irrenunciable de ciertos valores, como la protección y el respeto a libertades -tal cual la de expresión y los derechos humanos-, debe ser asumido constituyéndolo en patrimonio inalienable de la gran nación ecuatoriana que se aspira a construir.
Lo que no es concebible, cuando en una década tendremos doscientos años de existencia republicana, es seguir marchando como gallinas ciegas. No tener un proyecto de nación es eso.