Diario Expreso

Un nuevo proyecto de nación (2)

- ✑ FRANCISCO HUERTA MONTALVO huertaf@granasa.com.ec

Por qué compromete­r a las Fuerzas Armadas en el apoyo al diseño de un nuevo proyecto de nación? Porque tenemos nuevos enemigos externos e internos que luego de firmada la paz con el Perú no hemos podido poner bajo control y requieren de gran unidad nacional para ser vencidos.

Las Fuerzas Armadas, en su gran mayoría todavía mantienen la mejor custodia de valores como la disciplina y el patriotism­o, que en otras vertientes sociales están contaminad­os o perdidos.

Por supuesto, bien sé que la propuesta de una gran alianza cívico-militar entra en sospecha luego de observar lo que ocurre en Venezuela, donde se presume existe una conjugació­n de esa naturaleza. La que propongo nada tiene que ver con el engendro prototalit­ario que todavía subsiste en la patria del Libertador.

Primero porque nuestras FF. AA. están hechas de otro material. Tempraname­nte asumieron su rol en defensa de las libertades y, herederas de las virtudes del Abel americano, ni cuando se dieron los más terrorífic­os excesos en el Cono Sur, las fuerzas de seguridad ecuatorian­as cayeron en ellos. Si se traspasaro­n límites en algunas de sus aventuras dictatoria­les, también hubo gobiernos ejemplares. Y se dieron casos de corrupción, pero son como niños de pecho comparados con la voracidad insaciable del período de la “revolución ciudadana”.

Por otra parte, y justamente para evitar situacione­s como la de Venezuela, conviene una alianza cívico-militar sustentada en un proyecto de país elaborado en común, en cuanto a sus grandes líneas doctrinale­s, que son parte de la idiosincra­sia nacional. Los detalles, me place dejarlo claro, deben ser elaborados

Con las universida­des, las comunidade­s académicas y los organismos técnicos liberados de prejuicios e intereses particular­es, es obligatori­o señalarle a la nación un nuevo rumbo’.

por el grupo político que gane las elecciones del futuro, pero lo determinad­o a base de lo irrenuncia­ble de ciertos valores, como la protección y el respeto a libertades -tal cual la de expresión y los derechos humanos-, debe ser asumido constituyé­ndolo en patrimonio inalienabl­e de la gran nación ecuatorian­a que se aspira a construir.

Lo que no es concebible, cuando en una década tendremos doscientos años de existencia republican­a, es seguir marchando como gallinas ciegas. No tener un proyecto de nación es eso.

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