Oportunidad de establecer un futuro promisorio
Definir un buen futuro para todos depende de que una vez más no se desperdicie la oportunidad que sería bien aprovechada al votar por quienes tienen méritos suficientes que acrediten su participación eficiente en las funciones públicas asignadas en cada sector regional o local.
De emerger una errada selección de dignatarios seccionales sería el acabose porque se perjudicarían las nuevas generaciones que aspiran a mejores días para su ciudad. Es de singular prioridad saber por quién y para qué vamos a votar. Si somos extremadamente confiados no lograremos mejorar, sino hipotecar el futuro de las ciudades que requieren de autoridades eficaces que motiven a la población a olvidarse del paternalismo estatal y a emprender el camino del esfuerzo y sacrificio para detener los obstáculos que impiden el progreso, que se puede lograr por medio del aporte de ciudadanos y autoridades con actitudes positivas, para visualizar adelantos no solo en el orden físico de una ciudad (obras y limpieza) sino más bien en el orden cultural y educativo.
Ojalá esta vez evitemos que los politiqueros hagan de las suyas con el cuento de resolver los problemas de los siempre marginados por culpa de los presuntos salvadores de la patria, que dejan de lado los intereses del país sustituyéndolos por sus conveniencias grupales.
Es imperativo que en este corto tiempo que aun falta para elegir, decidamos entre vivir como estamos y vivir como debemos.
Eduardo Jiménez