El entorno tóxico del presidente
Se entiende mal por qué el gobierno luce tan desatinado en el manejo de la crisis que envuelve al presidente Moreno. Supuestamente lo envuelve porque en los documentos publicados por Fernando Villavicencio y Christian Zurita (usados por el correísmo y uno de sus diputados, Ronny Aleaga), no hay una sola prueba que lo vincule directamente. Los periodistas en su informe hablan con tino del entorno familiar presidencial. En cambio, Correa y los suyos -Aleaga en particular- involucran directamente al presidente. Pero si analizan sus conclusiones, hay que admitir que coligen. No son juicios debidamente probados.
El matiz es esencial y no por eso deja por fuera del caso al supuesto acusado. Es evidente que los correístas estiran sus deseos pensando que así la opinión los convierte en hechos. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, también tiene serios problemas con la opinión, los demócratas y la Justicia de Estados Unidos. El fiscal Mueller, que lo investiga, estrecha cada vez más el cerco a su alrededor, pero no lo cierra. En ese caso luce evidente que Trump y su equipo llegaron a un acuerdo con Assange para usar, a su favor en la campaña electoral, documentos y correos de los demócratas y de Hillary Clinton. No obstante, el fiscal, la prensa y los demócratas no infieren: buscan pruebas incontrovertibles contra Trump. En Colombia, es histórico el juicio que hubo en contra de Ernesto Samper por los dineros de la mafia que ingresaron a su campaña. Las evidencias eran tan notorias que hasta un obispo dijo al expresidente que un elefante había ingresado a su casa sin que, supuestamente, él se diera cuenta. Hubo ministros suyos presos, Estados Unidos le retiró la visa, pero Samper logró terminar su mandato.
¿Qué pruebas dicen tener los correístas contra Moreno para pedir la revocatoria de su mandato? Aleaga habla de indicios sobre un incremento patrimonial injustificado que se concreta en la adquisición de un lujoso inmueble en España. ¿De qué indicios habla? Se refiere a que en 2018 una empresa, Ina Investment Corporation, compró un apartamento en Villajoyosa, Alicante, por 133.400 euros. Esa transacción involucra a un amigo de Moreno: Xavier Macías Carmigniani y su esposa, María Auxiliadora Patiño Herdoiza. Involucra a Emilio Torres Copado, empresario español, dueño de Bibael en Ecuador, supuesto amigo de Moreno y vendedor del departamento. Podría involucrar al hermano del presidente, Edwin Moreno Garcés, quien abrió esa sociedad ‘offshore’ en Belice, en 2012… Esos elementos, y algunos otros, construyen un entorno tóxico para el presidente Moreno. Como tóxica resulta su relación con Conto Patiño (también implicado en un eventual manejo de coimas por parte de Sinohydro). Sin embargo, Moreno no aparece vinculado directamente con esas transacciones y los posibles delitos que hubieran podido cometerse. Ese es justamente el ámbito de la justicia.
En resumen, el presidente enfrenta un cuestionamiento político -sin (por ahora) bases legalesproveniente sobre todo de su archienemigo Rafael Correa. Su defensa también ha sido política, pero se antoja penosamente torpe. No solo es errática y dispersa: es absurda. Primero, Moreno salió a defenderse, se puso en primera línea y se quedó sin fusibles. Ahora pidieron al embajador en España (o él se ofreció) que “pruebe”, en un lamentable video, que no hay apartamento a nombre de Moreno en Alicante y que los vecinos no lo conocen.
Amigos tóxicos, por un lado, y estrategia descaminada por otro: así está Moreno.
Sin embargo, Moreno no aparece vinculado directamente con esas transacciones y los posibles delitos que hubieran podido cometerse. Ese es justamente el ámbito de la justicia’.