Devoción infinita hacia su santo patrono
El Señor de la Buena Esperanza, protector de Santiago de Loja
La fe y religiosidad son una de las manifestaciones que tiene la gente del sector rural de la parroquia Santiago, en Loja. Ellos agradecen los favores recibidos por el Señor de la Buena Esperanza, el patrono de sus pobladores.
Cada uno de ellos ha depositado su confianza, oraciones, plegarias y promesas cumplidas por esta imagen, por eso el amor hacia la efigie es infinita y la tradición continúa de generación en generación.
La parroquia de Santiago se ubica al noroeste de la ciudad de Loja, a 32 kilómetros de la cabecera cantonal, se caracteriza por su clima templado, la mayor parte de la gente se dedica a la ganadería y agricultura, siendo este el mayor potencial económico que tienen sus pobladores.
Con flores, serpentinas, y alabanzas, los devotos acompañan a la imagen durante su trayecto por el centro parroquial, lo que ha permitido que vaya creciendo la fe en cada uno de ellos, como es el caso de Pablo Montoya.
“Yo vivía lleno de problemas y agobiado, desde que me encomendé al Señor de la Buena Esperanza, en él mis súplicas y peticiones han sido escuchadas y he podido encontrar esa paz y tranquilidad; ahora vivo feliz con mis hijos y mi esposa”, acotó el devoto.
Toda una fiesta se preparó en su honor.
Hubo juegos culturales, tarde deportiva, brindis, para los asistentes y la quema del tradicional castillo y vaca loca. En su honor los priostes prepararon el altar de la iglesia con un gran colorido; mientras que unas abuelitas rezaban el santo rosario, otras colocaban velas encendidas y pedían por sus seres queridos.
Los priostes entregaron las ofrendas simbólicas y económicas por las bendiciones que han recibido los devotos.