Diario Expreso

Vecinos se hicieron cargo de una muerta

Un hijo dejó los restos dentro de un ataúd afuera de una casa

- GALO FRANCO Hijo de fallecida

Fue sepultada a las 16:20 del jueves, en el camposanto Jardines de Esperanza. Al sepelio de Rosa Elvira Mora Banchón, una mujer de 90 años, no asistió ninguno de sus tres hijos. Uno de ellos, fue quien dejó abandonado su cuerpo dentro de un ataúd, afuera de una villa de la ciudadela Kennedy, en el norte de Guayaquil.

Ayer, el hombre aclaró su acción. “Yo a mi madre nunca la dejé botada, la dejé en la casa de mi hermana. Si tuviera las posibilida­des económicas no lo hubiera hecho”, explicó Galo Franco Mora.

Según comentó, su consanguín­ea habita en los Estados Unidos y él ya le había advertido que sí no corría con los gastos funerarios, le iba a dejar el cuerpo de Rosa afuera de su vivienda. La nonagenari­a falleció la madrugada del martes por causas naturales.

“Yo le dije lo que iba a hacer y me contestó: ‘llévalo’. No creyó que era verdad”, sostuvo Franco. El deudo lamentó que por no tener dinero, no haya podido estar en el sepelio de su madre. Y que lo único que le han informado es que su hermana le va a cancelar en dos partes a la funeraria. “Le dije que se lo iba a dejar. Me dolió en el alma lo que hice, dejarla allí, no sé si mi hermana tiene alma. Por mi madre velé siempre. La bañaba y le daba de comer”, aseguró.

Mencionó que tiene otro hermano, pero al igual que su hermana, “es como si no existiera, es muy parecido a ella”.

Admitió que lo que hizo no fue lo correcto, pero “tampoco es correcto que mi hermana no ayude a darle cristiana sepultura, si yo hubiera tenido dinero, lo hubiera hecho”, manifestó.

El hombre rememoró que su relación con su hermana era cordial, que se llevaban bien, pero que “ella es feliz a su manera, yo le tengo envidia lo admito. Mi hermana viajó con ayuda de mi madre, le debía eso...”, objetó.

Elvira tenía 20 años residiendo en la villa 12, manzana 213 de la cooperativ­a Francisco Jácome, en el noroeste de Guayaquil; y fueron sus vecinos quienes finalmente se encargaron de su funeral, luego de conocer que ya llevaba tres días de fallecida y en una funeraria. Ellos recogieron 400 dólares y se comprometi­eron a pagar el resto a 36 meses. Algo que esperan recaudar en bingos.

Galo dice que le hubiera gustado estar en el sepelio de su progenitor­a, pero “con reverendo escándalo, cómo iba a ir al entierro”, exclamó.

LA FRASE Yo a mi madre nunca la dejé botada, la dejé en la casa de mi hermana... le dije lo que iba a hacer”.

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GERARDO MENOSCAL / EXPRESO Sector. Rosa Elvira vivía en esta casa, de la cooperativ­a Pancho Jácome.

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