Avanzar o extraviarse
Esa es la disyuntiva el 24 en el gobierno de la ciudad. Para llegar a esto hay que saber leer bien. Entenderlo supone comprender lo que el excelente artículo de Felipe Burbano de Lara, Quito frente a Guayaquil (El Universo, 12-III-2019), señala con objetividad y certeza. La mayoría de candidatos se dedica a encontrar o crear caliches en el modelo de desarrollo local. No valoran lo que él es y ha hecho, ni reconocen la importancia del posicionamiento, fortalezas y energías revitalizadoras que en las dos últimas décadas se han impulsado con un admirado desarrollo local progresista.
No conocen la ciudad, su identidad, proceso de reconstitución. Solo se refieren a las multas, los informales (sin comprender que el espacio público es de la ciudadanía). Proponen formalizarlos sin saber que, por raíces estructurales del desempleo en el país, esa es una quimera de tontos que no comprenden el ABC de la economía. Otros esconden sus corruptelas hechas en un gobierno seccional y la “obra” de realizar un dragado invisible del Guayas (léase un suplemento de esa entidad del 2018 que prueba la falsía).
Por eso el problema fundamental está en comprender la naturaleza íntima y última del modelo de desarrollo de glocalización, de lo que es realmente reposicionar la urbe, su identidad y ciudadanía, la autoestima y un conjunto de programas, gestiones y acciones que cualquiera reconoce. Pero los amigos y aliados del correato se empeñan en ocultarlo y distorsionarlo. Los electores deben recordar que los panas y ñaños del correato no salieron jamás a defender las rentas de la ciudad. A lo mejor no lo hicieron porque estaban de fiesta, invitados por la camarilla del Padrino.
Los electores guayaquileños deben meditar la disyuntiva: votamos por una ciudad para la sociedad y la ciudadanía o elegimos el retroceso, la perversión y la demagogia. El ser o no ser es: avanzamos o retrocedemos y nos dejamos extraviar por los panas del correato corrupto. Pensemos bien si el sillón de Olmedo lo merecen los mentirosos que ocultan las raterías que Contraloría señaló o seguimos la ruta de un Guayaquil reposicionado, con autoestima e identidad reconocida por todos. Meditemos bien.