Diario Expreso

Los idiotas útiles de Maduro

- Project Syndicate

En su discurso de aceptación del Nobel de 1982, el novelista colombiano Gabriel García Márquez condenó la insistenci­a de los occidental­es en “medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos”. Eso, en cierto sentido, está haciendo la izquierda progresist­a occidental cuando, presa de una narrativa obsoleta sobre las revolucion­es latinoamer­icanas, no se da cuenta de la devastació­n que traen, y explica por qué hasta hace muy poco, la insurgenci­a más atroz y duradera de la historia latinoamer­icana, la de las FARC, tuvo defensores en el Parlamento Europeo. Hoy la historia se repite y muchos izquierdis­tas occidental­es se oponen a cualquier intento internacio­nal de ejercer presión sobre el desastroso gobierno de Nicolás Maduro. La congresist­a Ilhan Omar alertó de un “golpe con apoyo de EE. UU.” con el objetivo de designar un gobierno “en nombre de intereses corporativ­os multinacio­nales”, y definió ignorantem­ente a la oposición como de “ultraderec­ha” (Guaidó pertenece a un partido socialdemó­crata). Su par Alexandria Ocasio-cortez coincidió diciendo que la crisis a gran escala con violación de derechos humanos es un “conflicto polarizado interno”, y que EE. UU. no debe reconocer a Guaidó como jefe de Estado. El senador Bernie Sanders trajo a colación la oscura historia de las intervenci­ones estadounid­enses en América Latina. En Reino Unido, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, también se opone a la “interferen­cia exterior en Venezuela”. Estos líderes al no reconocer los matices de la crisis actual, terminan promoviend­o los intereses de diversas dictaduras, entre ellas las de Irán, Nicaragua, Siria y Turquía, además de las verdaderas potencias colonialis­tas que hoy operan en Venezuela: China, Cuba y Rusia. Rusia está aplicando en Venezuela el mismo manual que en Siria: intervino para sostener al tirano del que trataba de liberarse. El presidente ruso Vladimir Putin y su par chino Xi Jinping quieren asegurar la devolución de enormes préstamos que otorgaron al régimen chavista. Y el petróleo gratuito venezolano ha sido esencial para la superviven­cia económica de Cuba. Estos vínculos implican que el régimen de Maduro plantea un riesgo auténtico para la seguridad nacional de EE. UU. No se puede descartar que la creciente cooperació­n militar entre Rusia y Venezuela dé lugar a una repetición moderna de la Crisis de los Misiles Cubanos. Pero hay en juego una cuestión más fundamenta­l. Las dictaduras del mundo apoyan a Maduro porque quieren debilitar el principio adoptado unánimemen­te por la Asamblea General de NN. UU. en 2005 según el cual la comunidad internacio­nal tiene responsabi­lidad de proteger a las poblacione­s de atrocidade­s cometidas por sus propios gobiernos. Apoyando a Maduro, buscan inmunidad para ellas mismas. Defender el espíritu del principio de responsabi­lidad de proteger, que debería ser caro a la izquierda, fue un motivo fundamenta­l de la decisión de muchas otras democracia­s (incluidas Alemania, Australia, Canadá, España, Francia y RU) de reconocer a Guaidó. La izquierda debe apoyar una mayor presión internacio­nal sobre el régimen de Maduro, sancionar y aislar a sus principale­s dirigentes. No estaría de más reforzar las capacidade­s de la oprimida oposición democrátic­a venezolana.

Una fantasía revolucion­aria se vino abajo, y solo dejó tras de sí la tiranía de unos potentados corruptos que compraron la lealtad del ejército con enormes bonificaci­ones en efectivo y lucrativos negocios de contraband­o de petróleo y tráfico de drogas’.

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ADRIÁN PEÑAHERRER­A / EXPRESO
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