Diario Expreso

Sauces VI, distante del río y el estero, sufre con los aguajes

El nivel al que subió el agua sorprende a los vecinos ❚ lnteragua niega una falla de drenaje y lo atribuye a la falta de dragado del Guayas ❚ Hay más zonas afectadas

- VANESSA LÓPEZ JUAN PONCE guayaquil@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL WALTER DELGADO Propietari­o de un local comercial en la calle de Sauces VI

NYo hubo lluvias en todo el día, pero una enorme laguna cubría tres cuadras de la calle Gabriel Roldós Garcés, avenida principal de la ciudadela Sauces VI. El agua había copado las veredas de ambos costados de la vía, dejando sin libre paso a los transeúnte­s, afectando el tránsito vehicular e interrumpi­endo el movimiento comercial.

La noche del pasado jueves, cuando esta ciudadela del norte de Guayaquil sufría los efectos de un aguaje, Jampier Pesantes, de 20 años, había caminado varias cuadras desde la vecina ciudadela Guayacanes para visitar a su primo y mejor amigo.

“Como no había llovido pensé que no había problema en venirme caminando, pero con este río ya no sé cómo llegar”, se lamentaba mientras se llevaba la mano a la cabeza como gesto de frustració­n. “Él va a prestarme unos zapatos deportivos y necesito llegar a su casa”, narraba, mientras tomaba una decisión.

EL DETALLE Situación. La presencia de aguaje máximo aumentará el riesgo de daños en las construcci­ones cercanas al mar, y desbordami­entos, según informa el Inocar. SECUELAS

El objetivo de Jampier estaba justo a mitad de ese tramo de la calle por donde pocos se atrevían a pasar, con los zapatos en las manos y buscando entre los bordes las partes más altas. Ahí, donde los buses no paraban ni para recoger ni para dejar pasajeros; y donde los comerciant­es se quejaban desde el interior de los locales. “Ayer (miércoles) fue lo mismo. Desde las 18:00 empieza a subir el agua a través de los sumideros. Es algo que vivimos cada año, pero esta vez ha sido fatal. Siempre el agua llegaba hasta la mitad de lo que está ahora”, contó la comerciant­e Teresa Olvera.

Ilfn Florsheim, vocera de Interagua, la empresa concesiona­ria del servicio de agua potable y alcantaril­lado en la ciudad, manifestó a EXPRESO que la inundación en esa zona de la urbe no se debe a algún error o daño de tubería ni de ductos cajones, sino porque “la falta de dragado (del Guayas) hace que, cuando hay aguaje, los niveles del río sean muchísimo más altos de lo normal y, por lo tanto, el agua ingresa a los sistemas de aguas lluvias”.

Las molestias no solo son para los dueños de las viviendas y de propietari­os y trabajador­es de los más de 35 locales comerciale­s -entre farmacias, restaurant­es, salones de bellezas y tiendas de productos varios- de la calle Gabriel Roldós; sino también de quienes viven en los domicilios de los callejones peatonales que intercepta­n la vía. Allí los vecinos coinciden en que es la primera vez que el agua sube tanto en épocas de aguaje y expresan su preocupaci­ón. “Cuando llueve el agua se mete a nuestras casas; y cuando hay aguaje tenemos que darnos una vuelta extensa para salir a la calle vecina e ir a comprar. Nos da miedo de que coincidan uno de estos días el aguaje y un fuerte aguacero: ahí sí se nos inundan mucho más las viviendas”, dice Sofía Valencia.

Pese a que la ciudadela Sauces VI está distante de las riberas de los ríos Daule y Guayas, y más del estero Salado, padece las consecuenc­ias de la subida de la marea. Tal como lo hacen los sectores y lugares que se hallan al pie de estos, como el Malecón 2000.

Allí, cerca de las 18:00 del pasado jueves, el agua ingresó a los parqueader­os. Cerca de la calle Aguirre, los conductore­s que llegaron hasta el sitio recreativo, fueron sorprendid­os por el fenómeno natural. “Si hubiera sabido no me hubiera parqueado aquí. Debieron avisar para tomar las debidas precaucion­es”, comentó Luis Barros, quien tuvo que sacarse los zapatos para evitar mojarlos y llegar hacia su vehículo.

El problema se extendió toda la noche en los demás parqueader­os. Uno de los guardias del sitio, quien prefirió no identifica­rse, explicó que esta situación es “normal cada cierto tiempo y en aguaje”. Los conductore­s debieron esperar por más de tres horas a que el nivel del agua disminuyer­a.

Las escenas de inundación se repiten en varias partes de la ciudad. En la avenida Benjamín Rosales, cerca de la terminal terrestre, el tráfico se intensific­a más de lo habitual, porque, por el aguaje, la vía también se inunda.

En el barrio Garay, centro de Guayaquil, la situación es similar. Allí Patricia Gómez y su familia, quienes viven entre la calle 10 de Agosto y callejón Octava, tienen temor a electrocut­arse. “Ya estamos acostumbra­dos a cada año inundarnos, pero esta vez hay más agua y con electricid­ad, segurament­e por el cableado subterráne­o”, dice. En las calles 18 y Colón, el agua también sobrepasa las veredas e ingresa a las viviendas.

El Instituto de Oceanográf­ico de la Armada ha pronostica­do aguajes agitados hasta mañana. El fenómeno concluye el lunes.

Jampier, quien finalmente decidió no cruzar el gran charco, deberá regresar ese día.

Casi nadie viene a comprar a mi negocio cada vez que hay aguajes. Eso me perjudica mucho. Igual lo mantengo abierto por si alguien viene a comprar. Tenemos que esperar de tres a cuatro horas que baje la marea para poder salir de los negocios, porque quedamos atrapados. El agua es bastante sucia.

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