Proteger al medio ambiente
Solo unos cuantos necios, por suerte cada vez en menor número, dudan del evidente “cambio climático” que enfrenta el planeta Tierra. Las recientes temperaturas sufridas, por encima de los cuarenta grados centígrados (Celsius), son una prueba irrefutable del calentamiento global, más allá de la discusión derivada de temperaturas previas, iguales o superiores.
Conociendo de sus efectos sobre la salud y la vida, sobre la producción de alimentos y la desertificación, no cabe lamentarlo y cruzarse de brazos.
¿Qué hacer? Hay que crear una conciencia universal al respecto y por supuesto, en cada país, en cada ciudad, en cada rincón del globo terráqueo. El Ecuador parece tomar el rumbo correcto cuando su energía está pasando de la generación a base de derivados de combustibles fósiles a la producida por plantas hidroeléctricas, o mejor, producto de la captación de energía eólica o solar.
País con el sol en su escudo nacional, ubicado en la mitad del mundo, bien hace en aprovechar un recurso natural que su privilegiada situación geográfica le proporciona gratuitamente y sin contaminación, al igual que el viento. Sin embargo, no cabe olvidar que el mismo sol, en un entorno maltratado por la acción del hombre, deja sin nieve a las cumbres de nuestros volcanes y las ciudades a nivel del mar, como Guayaquil, pueden sufrir inundaciones, tal cual muchas ciudades asentadas en islas.
Toca entonces volver al equilibrio con la naturaleza y su explotación, definiendo en todos los campos, políticas que mantengan en alto las consideraciones ambientales.
Los llamados a no seguir acelerando el calentamiento global están cada vez más justificados, plenamente sustentados’.
Al respecto, la explotación de los recursos minerales, metálicos y no metálicos, no puede tener como única consideración la de los ingresos económicos generados. Claro que la crisis hace deseable incrementar su explotación y se ha hecho bien en perseguir y erradicar la contaminante, además de ilegal, explotación semiclandestina pero... ¡cuidado con la gran minería! Su huella es indeseable en muchos países y nada sino la permanente vigilancia del gobierno y los ciudadanos, permitirá que se realice con el menor daño ambiental.