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Uno de los eventos trascendentales que ha albergado este lugar fue la 130ª Sesión del Comité Olímpico Internacional donde se escogió la sede de los Olímpicos de 2024.
El Centro de Convenciones de Lima, una infraestructura colosal construida en un área de 10.884 metros e inaugurada en 2015, es desde julio pasado el Centro Principal de Prensa o MPC (por las siglas en inglés Main Press Center), un búnker en el que cientos de medios “juegan” sus propios Panamericanos.
Acá no hay especialidades por deportes. Todos cubren fútbol, baloncesto, bádminton y las 39 disciplinas que los 41 países participantes disputan en más de una veintena de escenarios.
Patrick Espejo, jefe de prensa de Lima 2019, explica que los 8 pisos del Centro de Convenciones de Lima son ocupados para las actividades de los Juegos, de ahí sus estrictas medidas de seguridad desde el ingreso.
Es como atravesar una muralla. Guardias, detectores de metales y escáneres con tecnología avanzada, revisan todo lo que ingresa al MPC. Ya en el interior, el primer y el cuarto piso son de acceso general para los comunicadores que no sean medios oficiales, el resto de niveles lo ocupan el Centro Internacional de Transmisión que emiten la señal a todo el mundo, así como un centro de mando de voluntarios y personal, el mando general de transportación a todos los escenarios e incluso el último piso funcionará como escenario para el desarrollo de las competencias de esgrima.
“De acá se informa al mundo lo que pasa. Es el segundo evento deportivo más importante del globo, más grande aún que el Mundial de Fútbol. Esta responsabilidad de abrir las puertas y dar todas las facilidades, la adquirimos desde el 2013 en que fuimos designados sede”, manifiesta con orgullo Espejo.
Del búnker comunicacional, la sala de prensa general es el centro de mando más concurrido. El galpón tiene mesas y escritorios con capacidad para 300 periodistas (fotógrafos y redactores) que entran y salen continuamente desde las 07:00, hasta la medianoche.
En el lugar, 18 pantallas emiten las competencias en las diferentes disciplinas en vivo, existe traducción simultánea y un apartado donde una firma de cámaras fotográficas presta herramientas como teleobjetivos para realizar una labor más profesional.
Sin embargo, no todo es trabajo; se pensó en todo. Existen espacios de descanso interactivos y culturales a los que los periodistas pueden acceder como Casa Perú y un museo pequeño que destaca la imagen del cuchimilco, la estatuilla de barro de las civilizaciones del Antiguo Perú de donde nace la mascota oficial de los juegos: Milco.
“Recorrer el museo es adentrarse a la rica historia que tiene Perú. Las facilidades para la prensa han sido óptimas, la señal no da problemas”, cuenta Lolita Martínez, una periodista argentina que cubrió ya los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Perú está empeñada en convertirse en un ejemplo para el resto de países de la región que aspiran en un futuro a postularse como sede de algún evento del ciclo olímpico. Y ya dieron el primer paso: en Lima 2019 trabajaron varios colaboradores que estuvieron detrás de áreas estratégicas de los Juegos Olímpicos de Londres 2012; como respuesta personal de Santiago 2023, la próxima sede de los Panamericanos, ya camina entre los pasillos de las pruebas peruanas.
“Las experiencias de Lima 2019 son un termómetro fundamental para prepararnos para Santiago. Queremos confirmar el buen trabajo y de ser posible superarlo”, acotó Miguel San Marcos, veedor chileno en los juegos.
Cuando los Panamericanos de Lima terminen el 12 de agosto próximo, el trabajo no terminará. Casi inmediatamente comienzan los Parapanamericanos que darán otra visión a la organización. Por lo pronto, dice Espejo, los peruanos ya están cambiando la visión hacia otras disciplinas deportivas en el país, otro de sus objetivos, porque en esto “Jugamos todos”, finaliza.