Diario Expreso

Así se fraguó el acercamien­to entre el IESS y los jubilados

Las cinco horas previas a la firma del acta de compromiso ❚ Si bien la ventaja es que se pagarán los incentivos, la desventaja es que sigue siendo en bonos, dijeron

- EMERSON RUBIO rubio@granasa.com.ec ■ QUITO

Que el Banco del Instituto Ecuatorian­o de Seguridad Social (Biess) haya aceptado adquirir los bonos emitidos por el Estado, destinados exclusivam­ente para el pago de los incentivos a los jubilados, fue decisivo para suspender ayer la huelga de hambre que los maestros empezaron el 23 de julio afuera de la Asamblea Nacional, en Quito. 16 días después, un acta de compromiso alivió la tensión entre los docentes y el Gobierno en una larga jornada. Sol intenso. Hambre. Cansancio. Esperanza...

Cinco horas antes de la firma del acta. Debajo de la carpa, 16 jubilados -de los 32 que empezaronr­ecogían las cobijas. Cristóbal Beltrán, de 69 años, tuvo suerte. A él, su esposa Marianita del Hierro, lo ayudaba. Despertó a las 06:15. A respirar, dijo. Tras asearse en el baño del Colegio de Abogados, tomó un vaso de agua caliente con limón. Y continuó... Sabía que iba a ser un día diferente. Que quizás la noche anterior, soportada con panela y melcochas, iba a ser la última.

Nacido en Ibarra, Beltrán estuvo las 384 horas afuera del Legislativ­o. No es justo. “Nosotros hemos educado a las generacion­es”. Muchos se descompens­aron y debieron ir a casa, y por eso el número de los huelguista­s se redujo a la mitad al final.

Con su experienci­a con las plantas, él pudo controlar el estado de ánimo de sus compañeros. Y, además, la salud de cinco diabéticos. Pues no solo es maestro de Matemática­s y Física y escultor. Sabe de hierbas. Lo destacó.

Beltrán explicó que el acta de compromiso, que no se firmaba hasta entonces, los convencía -de alguna manera- de terminar con la huelga. Esto porque el Biess había aceptado comprar los bonos del Estado y pagárselos a los jubilados en efectivo. O que estos puedan ser recibidos como medio de pago de préstamos quirografa­rios o hipotecari­os. Descontand­o solo un porcentaje mínimo por la compra. La única opción que tenían antes era negociar sus papeles en las casas de valores. Argumentar­on que el descuento era demasiado alto, del 10 al 30 %. Los jubilados lo tenían claro.

La ventaja: “Sí habrá pago”. La desventaja: “Se mantienen los bonos”. Lo dijo el maestro, quien estableció con sus compañeros una linda amistad. Incluso una noche le llevaron una guitarra para que los deleitara con la música. No todo fue malo en la huelga. Lo reconoció. Y por eso han creado un cronograma de visitas de los huelguista­s en las provincias.

Y pasaba el tiempo... Rosa Armijos, de 63 años, ya esperaba sobre una colchoneta delgada a que el presidente nacional de la Coordinado­ra de Jubilados del Ecuador, Alfonso Yánez, anunciara la suspensión. Tenía sus maletas hechas para regresar a Zaruma (El Oro), a 14 horas de camino. Como Beltrán, y como todos los demás, exigían el pago de los incentivos de jubilación. Los duros momentos, sufrir del estómago, deshidrata­ción... no borraban su felicidad. Todos allí ya se sentían triunfador­es.

La vía en este momento es dirigirnos a nuestro banco, el Biess... No íbamos a caer en manos de negociante­s que se aprovechan de nuestra salud y vida.

Cinco horas después. En la Asamblea se reunieron el ministro de Economía y Finanzas, Richard Martínez; Yánez, de los jubilados; Carlos Gómez de la Cruz, subsecreta­rio de Gobernabil­idad, y otras autoridade­s. Y firmaron el acta. Sin paso a los periodista­s. Pero sí entregaron una copia del documento. 12 puntos. El primero, el acercamien­to del IESS con los jubilados. Otro, el levantamie­nto de la huelga; que Finanzas pagará en efectivo a jubilados obligatori­os y priorizado­s, y otros más. Hasta ahora se ha pagado a 13. 300 jubilados. Se debía a 23 mil. El acuerdo beneficiar­ía a los otros 10 mil.

En el Salón de la Libertad José María Lequerica anunciaron la suspensión. Allí, Yánez pidió a las autoridade­s (los asambleíst­as Raúl Tello y Homero Castanier presentes) mantenerse vigilantes al proceso. A que se cumpla. Al

No levantamos la huelga de hambre, la suspendemo­s. Esto, porque en el caso de que no se cumpla (el acta de compromiso), la retomaremo­s otra vez.

concluir, y tras el canto de: “En vida que nos pagaran; de muertos, ya para qué...” salieron del salón y fueron a las carpas a recoger sus cosas. Beltrán y Armijos y los demás huelguista­s fueron ovacionado­s. “¡Gratitud!”

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RENÉ FRAGA / EXPRESO Final. En la tarde, cuando ya había pasado la firma del acta, Cristóbal Beltrán (camiseta azul) recogía las cobijas.

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