Una ciudad de cemento
Las afectaciones que sufrió Guayaquil a causa del fuego, que significó que se destruyera parcial o totalmente varias veces a lo largo de su historia -la última de ellas en octubre de 1896-, posibilitó la expansión del cemento como material de construcción y el hormigón armado como sistema constructivo. Su uso, introducido por el ingeniero venezolano Francisco Manrique Pacaníns, determinó que se convirtiera en la primera ciudad del país, y una de las primeras de América, en hacer uso de esa innovación técnica orientada al proceso
de su reconstrucción a inicios del siglo XX.
Hasta la década de 1920 el tipo de construcción de la ciudad era fundamentalmente artesanal, ya que la industrialización del Ecuador era aún incipiente, sin embargo, la llegada de arquitectos y técnicos europeos, sobre todo italianos, y de compañías constructoras, empezó a modificar la manera tradicional de edificar.
En 1922 fueron establecidas la Compañía Italiana de Construcciones y la Sociedad General de Construcciones, con ingenieros y arquitectos italianos. Ambas tuvieron un origen común en la constructora Compagnia Italiana di Edificazione Milano (IDEM). El origen de estas compañías se remonta al año 1921, cuando el financista italiano Leopoldo Parodi-delfino constituyó la Compagnia Italiana dell’equatore (CIE) con la finalidad de iniciar la explotación minera y petrolera del país, además de actividades bancarias, comerciales y de desarrollo de obra pública.
Estas empresas, junto con la nacional Sociedad Técnica Fénix, modificaron significativamente la manera de edificar en la ciudad
Su uso determinó que se convirtiera en la primera ciudad del país, y una de las primeras de América, en hacer uso de esa innovación técnica...’.
ya que se pasó de una manera artesanal de la construcción a procesos novedosos y más tecnificados, en los que se incorporaron el cemento, el cálculo estructural y el hormigón armado.
En los 40, por problemas tanto políticos como económicos, estas compañías constructoras fueron disueltas. Unos años después y, aunque con lentitud, junto con la recuperación económica y la estabilidad política del país, empezaron a surgir nuevas y modernas empresas constructoras con técnicos nacionales.