Diario Expreso

NO HAY QUIÉN FRENE A LA BALA QUIÑÓNEZ

- ■ DEL ENVIADO A LIMA, PERÚ floresc@granasa.com.ec CFH

El velocista ecuatorian­o va coronando de a poco un exitoso ciclo olímpico. Prefiere esperar antes de hablar de Tokio 2020

La noche del pasado viernes Álex Quiñónez bajó a la zona mixta del estadio de la Villa Deportiva Nacional de Perú, luego de que le colgaran la medalla de oro panamerica­na, y no había nadie. Caminó unos metros y en la mente iba repasando lo que había sucedido. El grito desenfrena­do que dejó escuchar al cruzar la meta y que repitió al término del himno nacional fue liberador.

20,27 SEGUNDOS fue el registro que impuso el deportista ecuatorian­o, en la prueba desarrolla­da en la pista del estadio de la Videna.

Hace cuatro años, en los Juegos de Toronto, Canadá 2015, la Bala no estuvo. Pasaba por uno de sus momentos más grises, y estaba retirado del deporte luego de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, de ahí que el metal de Lima le significa primero el pago de una deuda consigo mismo y con su orgullo de atleta, ese que hoy tiene renovado tras el gran ciclo olímpico que está desarrolla­ndo al ganar los 200 metros planos desde los Juegos Bolivarian­os, Sudamerica­nos y ahora Panamerica­nos.

De los problemas personales que atravesó no quiere hablar. No porque no los reconozca, sino porque cree que ya es hora de dar vuelta a la página y hablar de la estrecha relación que ahora tiene con el deporte, fundamenta­da en su familia, sus amigos y la nueva oportunida­d que la disciplina le está ofreciendo y que no está dispuesto a volver a desaprovec­har.

“La alegría es muy grande; siento muchas cosas juntas. Ganar una medalla a este nivel (tercer evento del ciclo olímpico), después de retirarme dos años me llenan aún más de ilusiones para lograr cosas importante­s”, dijo el esmeraldeñ­o que está próximo a cumplir 30 años ya.

En su subconscie­nte, el deportista mira hacia atrás y dice que solo puede estar agradecido con Dios, ya que además de lo deportivo, también atraviesa por una estabilida­d emocional bastante satisfacto­ria, pues el oro coincidió con el nacimiento de su hija.

“Estábamos preparándo­nos para esto, por eso no competí en los 100 metros, porque queríamos conseguir la medalla en los 200”, afirmó a EXPRESO.

Después de ubicarse séptimo en la distancia en los Juegos Olímpicos Londres 2012, el velocista no tuvo buenos resultados, ya que no pudo correr los 200 metros en Toronto 2015, ni poner la marca para los Juegos Olímpicos Río 2016. “He pasado muchas cosas, cosas fuertes, pero así es esto, hay que seguir trabajando cada día y dar lo mejor cada día”, acota. La competenci­a del viernes fue dura para Álex. A pesar de estar entre los mejores clasificad­os de la Liga Diamante tras ganar este año cuatro podios e imponer su mejor tiempo de la distancia con 19.87, en Lausana, Suiza, él era el gran favorito y eso se sintió. Contó que los primeros 50 metros estuvieron llenos de tensión y nerviosism­o, mientras que los últimos fueron los mejores porque marcó su dominio. Sobre los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 prefiere aún no hablar. El velocista sabe que va por buen camino, porque incluso ya cuenta con la marca mínima para la máxima cita deportiva, pero prefiere que le pregunte de ello a partir del próximo año. Hoy está enfocado en terminar bien la temporada, lo que incluye poder cerrar el año liderando la Liga Diamante. Está muy cerca.

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Destacado. Álex Quiñónez volvió con fuerza a las pistas y le dio otra alegría a Ecuador.

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