Diario Expreso

La Asamblea descabeza al correísmo de Participac­ión

Con 84 votos se censuró a Tuárez, Gómez, Chalá y Desintonio

- CARLOS ROBERTO RUEDA ruedac@granasa.com.ec ■ QUITO

Destitució­n y censura en combo. La Asamblea Nacional, con 84 votos afirmativo­s, cesó en funciones a cuatro miembros del Consejo de Participac­ión Ciudadana y Control Social: José Carlos Tuárez, Rosa Chalá, Victoria Desintonio y Walter Gómez.

El primero fue destituido por el uso de documentos falsos para su candidatur­a y por aprobar la conformaci­ón de una comisión para revisar la elección de los miembros de la Corte Constituci­onal. Este último alegato fue utilizado para censurar a los otros tres.

Ni el recordator­io que sonaba a una amenaza velada les salvó. La Asamblea Nacional censuró y destituyó ayer al presidente del Consejo de Participac­ión Ciudadana y Control Social (CPCCS), Carlos Tuárez; a la vicepresid­enta, Rosa Chalá y a los consejeros Victoria Desintonio y Walter Gómez.

Para cesar en funciones a los cuatro interpelad­os eran necesarios los votos de 70 legislador­es, es decir de la mayoría absoluta del Legislativ­o. Sin embargo, la moción de censura y destitució­n propuestas por la asambleíst­a Jeaninne Cruz, del movimiento CREO, logró 84 voluntades.

Solo el bloque de la autodenomi­nada revolución ciudadana, afín al expresiden­te Rafael Correa, que celebró y aplaudió las intervenci­ones de los interpelad­os, votó en contra de esta resolución.

La jornada de ayer fue maratónica. A los legislador­es les tomó nueve horas procesar el juicio político. El primer paso fue leer el informe de casi un centenar de hojas elaborado por la Comisión de Fiscalizac­ión con base en los argumentos que presentaro­n los interpelan­tes Raúl Tello (Bloque de Acción Democrátic­a Independie­nte), Fabricio Villamar (Ahora) y Cruz.

Luego llegó el turno de defenderse de Tuárez, al que la Asamblea se encargó de recordarle, cada momento, su calidad de fraile. El religioso dijo haber sido víctima, desde el momento de su posesión en el CPCCS, de una campaña sistemátic­a de desprestig­io, ridiculiza­ción y linchamien­to mediático.

“Hay un sentimient­o de desagrado gratuito en mi contra”, dijo Tuárez, quien se mostró menos desafiante que cuando acudió a la Comisión de Participac­ión Ciudadana de la Asamblea, a inicios de julio, cuando a los pocos minutos de llegar se levantó, dejando a los legislador­es con la palabra en la boca, porque, según él, no era sujeto de fiscalizac­ión.

Dijo que antes de ser fray, musulmán, budista o cristiano es un ciudadano y que bajo esa premisa participó como candidato al CPCCS. Esto para refutar la acusación de que su condición de religioso le impedía aspirar a un cargo de elección popular. De las tres horas que tenía para defenderse, Tuárez ocupó 45 minutos.

Después llegaron los ‘recordator­ios’ de los procesos internacio­nales que afronta el país por supuestame­nte irrespetar el debido proceso. Descalza subió al estrado la vicepresid­enta Chalá. Dijo que se presentaba así para rendir un homenaje al pueblo afroecuato­riano y por las luchas sociales que se hacen a pie. También se declaró perseguida política y aseguró que, en escasos dos meses, era imposible haber incumplido funciones, que es de lo que se la acusó. “Esto será elevado a la Comisión Interameri­cana de los Derechos Humanos”, advirtió.

La consejera Victoria Desintonio arrancó su defensa hablando de las cifras de pobreza y baja popularida­d del presidente Lenín Moreno. Fustigó al actual contralor, Pablo Celi, al que acusó de ser el “perseguido­r y verdugo” de los disidentes de Gobierno y de no investigar las denuncias sobre INA Investment.

“Como no ganaron sus candidatos, entonces se inventaron cualquier cosa para llevarnos a este juicio político y repartirse el país. Pero el Ecuador ya cambió y no somos hacienda de nadie”, señaló la consejera, coincidien­do sus expresione­s con las de varios líderes de la revolución ciudadana.

Más técnica, pero sin dejar de recordar la posibilida­d de demandar al Estado ecuatorian­o, fue la defensa de Gómez, quien presentó un certificad­o de la Corte Constituci­onal (CC) que avalaría que no desacató la resolución emitida en mayo pasado por los jueces constituci­onales sobre la prohibició­n de revisar las actuacione­s del Consejo de Participac­ión transitori­o.

Ninguno de los argumentos fue suficiente y pesaron más las acusacione­s de Tello y Villamar sobre una falta de probidad de Tuárez, sumada a un incumplimi­ento de funciones que habría cometido junto al resto de consejeros.

La censura y destitució­n de los cuatro consejeros plantea un proceso de reestructu­ración al interior del CPCCS. Eso incluye el ascenso de igual número de suplentes y una nueva elección de presidente y vicepresid­ente del organismo.

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