Tapas que se vuelven trampas
El daño de los accesorios es reiterativo en varios puntos de la urbe ❚ Han causado accidentes ❚ La ciudadanía pide que sean de un material resistente
En la avenida Orellana, decenas de tapas del sistema eléctrico tienen daños. Hay más en mal estado en las calles Aguirre y Luis Urdaneta. La Fundación Siglo XXI dice que está tomando correctivos.
Cuando un bus de transporte urbano pasa sobre una tapa del sistema eléctrico, parte de la ‘indumentaria’ de la regeneración urbana de la avenida Francisco de Orellana, un socavón enorme se forma en el suelo. El accesorio roto provoca que los vehículos que circulan detrás deban hacer maniobras con el volante y frenen estrepitosamente para evitar el peligro en la calzada.
No es un hecho aislado. A lo largo de esta arteria, cerca de una decena de estas tapas lucen destartaladas y flojas. Lo mismo sucede en otras calles regeneradas como Aguirre y Luis Urdaneta, en el centro de la urbe. En esas vías, pese al continuo arreglo, el daño persiste, aseguran conductores y comerciantes aledaños a las calles, a la vez que argumentan que la calidad de las tapas es deficiente.
“El tiempo de vida útil de estas tapas es muy corto. A eso se suma el desgaste que provoca el paso de buses y camiones. Dentro de un año, al menos en este sector (calle Aguirre), la contratista ha cambiado las tapas unas tres veces. Deben mejorar el material de esas tapas porque ya se han dado incluso accidentes por evitar los hundimientos”, cuenta Christian Correa, comerciante del sector.
Vicente Solano, ingeniero mecánico y comerciante del centro de la urbe, considera que el espesor de las planchas y del marco de las tapas es muy fino, y que por ese motivo estos accesorios se tuercen y ceden continuamente.
“Yo hablé con unos ingenieros de la contratista. Ahora, según lo que dijeron, están poniendo varillas en el marco de la tapa para reforzar. Esperemos que estas sí soporten el peso de los carros”, manifiesta.
Max Palacios, quien conduce diariamente por la Francisco de Orellana, tiene una percepción similar a la de Solano. “Los materiales usados en las tapas son muy sensibles al peso que soportan. Deben cambiar o reforzar todas las tapas”, recomienda.
Por su parte Wilfrido Matamoros, gerente de la Fundación Siglo XXI, encargada de la regeneración urbana de Guayaquil, reconoce que se han presentado desperfectos en la colocación de las tapas, pero asegura que se están corrigiendo.
“Hubo problemas en la parte de la caja de hormigón, parece que no la pusieron bien. Además la tapa tenía un ángulo que no era el adecuado. Así que se detectó esto y se obligó a la contratista quiteña (Metalcast S. A.) que resuelva. Ahora ya están cambiando las tapas. Si no, teníamos que proceder a multarlos”, indica.
Matamoros también sostiene que los daños han sido reiterativos en el sector debido a que solamente con el uso fue posible verificar los distintos problemas de la construcción. “No existen daños en otras zonas regeneradas de la ciudad”, solo en las calles Aguirre y Luis Urdaneta, dice.
Sin embargo, vías principales como la Francisco de Orellana tienen afectaciones similares. Por ello, Solano desconfía de que no sea un tema generalizado. “El Municipio debe recorrer los sitios regenerados, de forma ordenada, y que arregle definitivamente estas tapas. Que no se pongan parches”, pide.
“Yo creo que no están usando materiales de (buena) calidad. Parece que el peso de los carros las han ido deformando. De verdad, esto es un peligro, hasta para un transeúnte. La autoridad competente debe hacerse cargo”, apunta Vilma Villalba, clienta de un negocio de la avenida Orellana.
Ramón Valencia, propietario de un local en Aguirre y Machala, quien ha contado al menos cinco tapas dañadas en su cuadra, coincide con Palma y suma como problema la bulla que generan las tapas flojas con el paso de los vehículos.
Según constató EXPRESO, a lo largo de la Francisco de Orellana ya empezaron los trabajos de reposición de tapas.