Los improvisados
La improvisación ha sido una de las características de la clase política ecuatoriana en las últimas décadas. La falta de una propuesta seria y articulada para sacar al país de la profunda crisis por la que atraviesa, nos ha pasado una factura difícil de cumplir, evidenciada aún más por la falta de preparación, en muchos casos, de quienes dirigen la función pública.
La actualidad nacional deja un sabor apocalíptico sobre lo que depara el futuro, ante la ausencia de respuestas en los temas importantes. Muchos de quienes toman las decisiones no han tenido una carrera política eficiente, seria
y comprometida con la lucha social, lo cual se forja desde las aulas universitarias. Más bien, su corta trayectoria ha estado marcada por el espectáculo u otras respetables disciplinas que no tienen nada que ver con la administración de una nación y eso trae consecuencias. En la actualidad, las elecciones se ganan con ‘marketing’ y demagogia, lo que se traduce en la poca o nula capacidad de los líderes para planificar una hoja de ruta hacia el desarrollo que integre a todos los sectores, sin importar su bandera partidista. La sociedad está obligada a escoger mejor a sus representantes para dejar de hipotecar el futuro en manos de improvisados.
Muchos de quienes toman las decisiones no han tenido una carrera política eficiente, seria y comprometida con la lucha social, lo cual se forja desde las aulas universitarias’.