Chinos, prestos a todo por universidades extranjeras
Recurrir a los atajos es parte del sistema educativo ❚ El acceso a los centros de renombre implica el pago de grandes sumas
Agolpe de talonario, las familias chinas contratan a consultores para asegurarse de que sus hijos accedan a las grandes universidades extranjeras, ya sea con notas deportivas falsificadas o clases sobre cómo hablar de fútbol americano.
A principios de año, salió a la luz en EE. UU. todo un sistema de trampas en los exámenes y corrupción de los responsables deportivos para garantizar que los jóvenes de las mejores familias puedan entrar en establecimientos de renombre.
En el escándalo, que salpicó también a estrellas de Hollywood, una familia china pagó 6,5 millones de dólares para que su hija fuera aceptada en Stanford y otra, 1,2 millones de dólares para entrar en Yale, según medios estadounidenses.
De hecho, en China no es extraño defender este tipo de prácticas, explica un exconsejero de orientación, que no quiso revelar su identidad. En el mundo de los consultores y de los centros que preparan a los estudiantes para que sean admitidos en universidades
extranjeras “no se habla de sobornos sino... de donaciones. El monto más bajo es de unos 10.000 dólares, pero la media gira en torno a los 250.000 dólares”, precisa.
Seis empleados y exempleados de estos establecimientos cuentan que aconsejaron a los padres que “encontraran atajos” al circuito tradicional.
“Hice cosas de las que no estoy orgulloso, incluyendo el ayudar a padres a adornar los boletines de notas o a falsificar títulos en disciplinas deportivas”, reconoce uno de ellos.
“La búsqueda de medios para lograr atajos dentro del sistema y la idea de que el dinero lo resuelve todo forman parte de la cultura del sistema educativo chino”, subraya Abdiel Leroy, autor de ‘Duelling the Dragon’ -sobre la prevaricación en China-, y exempleado en una escuela preparatoria para los internados británicos.
Casi una decena de padres entrevistados se declararon dispuestos a hacer cualquier sacrificio para seguir esas fórmulas, pues elegir una enseñanza superior en el extranjero es arriesgado para sus hijos. Además, “si un estudiante no logra entrar en una universidad en el extranjero, le es muy complicado retomar sus estudios en el sistema chino. Así que es un punto de no retorno”, reconoce la madre de Fu, Huang Yinfei.
Para 2021, los ingresos creados por estos servicios deberían ascender a 35.000 millones de dólares, en comparación con los 28.000 millones de 2017, según un informe de la Asociación de Estudiantes y Profesores de Universidad Chinos.
Casi un tercio de los estudiantes extranjeros de los campus estadounidenses son chinos, mientras que el gigante asiático aporta el mayor contingente de estudiantes extranjeros al Reino Unido (sus candidaturas aumentaron un 30% el año pasado).
Buscar atajos y la idea de que el dinero lo resuelve todo es parte del sistema educativo chino. ABDIEL LEROY Autor del libro ‘Duelling the Dragon’