Feria taurina, una tradición en el cantón Valencia
Para los amantes de los bravos novillos, el espectáculo en su segundo día está garantizado ❚ La fiesta se da en homenaje al patrono san Francisco de Asís
Los toros bravos de las ganaderías Huagrahuasi, Triana y El Daular están listos para la tradicional feria taurina que es toda una tradición en este cantón de la provincia de Los Ríos.
La plaza de toros La Macarena, ubicada en la av. Vicente Rocafuerte, en el barrio del Sindicato de Choferes (entrada a Valencia), será la sede para el segundo día de las corridas.
Sin embargo, para este día solo se permitirá el ingreso a mayores de edad, ya que se dará muerte al animal. Para esta ocasión están listos los matadores Jesús Enrique Colombo, quien es de nacionalidad venezolana; José Andrés Marcillo y el rejoneador Vicente Arteaga, en un espectáculo que empezará desde las 15:00.
El vicealcalde, Javier Albán, es uno de los organizadores de la feria taurina, quien previo a las corridas estuvo en la lidia de los toros y con la ayuda de José Luis Cobo, de la ganadería Huagrahuasi, quien es el dueño de los animales, pudo ver el potencial que tienen.
“Soy uno de quienes ha estado en un astado y puedo sentir lo que siente un matador al momento que se para en la plaza taurina”, expresó Albán.
Recordó que hace muchos años, cuando Valencia aún era un recinto, los toros ya eran parte de la atracción de las fiestas de san Francisco de Asís.
Hace 4 décadas, a las plazas de toros se las llamaba las barreras, ya que eran hechas con caña, hojas de palma y cade.
Para el historiador valenciano Humberto Álvarez, estas fiestas se disfrutan al máximo, ya que son muy llamativas desde sus inicios en la ciudad.
Por el año 1938, Valencia era una comuna y los habitantes ya tenían la idea de festejar a san Francisco de Asís con la tradicional corrida de toros de pueblo, en el parque Central, con ganado que venía de los páramos de la Sierra. Recordó que en aquellos tiempos se tenía la costumbre de decir “si no había muertos, las fiestas eran malas”, por lo que las personas golpeadas llegaban hasta su vivienda y trataban de recuperarse de las heridas, y cuando no ocurría esto, se oía también “los toros han sido turros” y esto fue parte de la tradición.
Álvarez manifestó que en 1980 siete personas, entre ellas él, fueron designadas como miembros de la comisión taurina para transformar las corridas de pueblo a la usanza española, una tradición que lleva a la muerte del animal y que constitucionalmente fue aprobada por los valencianos.
El torero ambateño José Cortez, un apasionado a las corridas, explicó que estas comienzan con el paseíllo, cuando los implicados entran al ruedo y se presentan ante el presidente (alcalde) y el público.
Dos alguacilillos a caballo miran a la presidencia y simbólicamente piden la llave de la puerta de toriles. Cuando la puerta se abre el primer toro entra y el espectáculo inicia. Se divide en 3 partes (tercios), la separación de cada uno de ellos se señala con un toque de clarines. Hay 3 toreros en cada corrida, cada uno tiene 2 toros en su lote. El primer tercio, el torero lo hace con capote, una capa rosada y amarilla por el otro.
Ahora los dos picadores entran a caballo, armados con un tipo de lanza. En el segundo tercio, 3 banderilleros deben clavar un par de banderillas en el morrillo del toro.
La última suerte es la suprema, en la que el torero usa la muleta, una pequeña tela roja que cuelga de un palo. En este momento el torero tiene que mostrar la maestría para dominar al toro y establecer una simbiosis artística entre el hombre y la bestia. La corrida termina cuando el torero usa la espada para matar al toro.
EL DETALLE
Organización. Las corridas se dividen en tres partes llamadas tercios, la separación de cada uno de ellos se señala con un toque de clarines.