Usuarios de la terminal, sin certeza de viajar
Ayer, un centenar de viajeros esperaba que se reanudara el servicio
Hasta la tarde de ayer, al menos cien pasajeros esperaban, con sus bolsos y maletas, en la terminal terrestre de Guayaquil, que el servicio de transporte cantonal e interprovincial se reanudara.
De las 92 boleterías, 25 abrieron, pero solo una vendía pasajes: la Civa, que va a Perú. Esta daba tiques para las 21:00, como de costumbre.
El personal del resto de las ventanillas aseguró que solo abrió por cumplir con su horario de trabajo, como se los exigió la Fundación Terminal Terrestre, pero que no vendían boletos porque los buses no estaban trabajando.
“Todos se han sumado al paro”, contó Danilo Contreras, de la cooperativa Baños, sobre las protestas de los transportistas por el alza en el precio de la gasolina. Ni los trabajadores de las boleterías ni la Fundación Terminal Terrestre sabían cuándo se retomaría el servicio. “La última vez que le pregunté a mi jefe me dijo que posiblemente los viajes se retomen el lunes”, dijo Contreras.
Los viajeros estaban cerca de las boleterías y en las salas de espera. Uno de ellos era Susana Díaz, de 67 años, oriunda de Quito, quien contó que se quedó atrapada en esa estación.
“Llegué ayer y no salí de aquí, tenía que ir al doctor, pero mi cita se suspendió. He dormido en el segundo piso junto a un grupo de personas”, narra con una voz temblorosa.
Los taxistas amarillos e informales aprovecharon la oportunidad y ofrecían dentro y en los exteriores de la terminal su servicio a los varados pasajeros.
La mayoría iba a los cantones del Guayas y otros también a provincias de la Sierra. La tarifa la extendían más del doble. Por ejemplo a Díaz, por regresarla a Quito, le cobraban $ 60, cuando en días comunes paga $ 12.
No obstante, hubo quienes en su desesperación por llegar a casa accedían a esos transportes. Es el caso de Ivana Andrade, quien pagó $ 25 para ir a Bahía de Caráquez, en Manabí, cuando generalmente paga $ 8.