Albazos y procesión por el ‘Cristo de la Buena Muerte’
Es el patrono de la parroquia Octavio Cordero Palacios ❚ Los festejos, que van desde lo religioso, deportivo y gastronómico, se cumplen entre hoy y mañana
Con el sonido de una quipa, tal como se convoca a las mingas en la ruralidad del Azuay, se anuncian las fiestas en honor al Cristo de la Buena Muerte. Es la fiesta religiosa que, por más de 165 años, y cada 5 de octubre, celebran los pobladores de Octavio Cordero Palacios, parroquia rural situada a 24 kilómetros del noreste de Cuenca.
Rosa Sánchez, una abuelita de 100 años de edad, es la principal prioste. Muy lúcida, y sonriente, con sombrero de paja toquilla sobre su cabeza y cubierta con un chal color púrpura, repasa la tradición que vive su pueblo por herencia espiritual y religiosa. Es la imagen de un Cristo en la cruz, “la llamamos de la buena muerte” porque representa a quienes “mueren en paz y por muerte natural, atendiendo al llamado del Creador”, dijo Rosa.
Cuenta que cuando ella tenía 21 años, en 1940, habrían querido robar la imagen del Cristo, para llevarla a una de las iglesias de Cuenca. “Era por su belleza única y milagrosa”, según Sánchez.
Cada Martes Santo, y hasta el año de 1982, “íbamos a pie en procesión hasta Cuenca, llevando en andas la imagen para participar de la procesión por Semana Santa” recordó Rosa, en medio de suspiros y con la mirada fija hacia el infinito.
Celia Cumbe, tiene 82 años, es otra de las priostes y atribuye al Cristo de la Buena Muerte, ser el salvador del pueblo. “Entre 1950 y 1960, el cerro al que llamamos con el nombre de Derrumbe, estaba por sepultarnos”, aduce la mujer afirmando que en esos días decidieron hacer procesiones con la imagen y pedir a Dios que el cerro no siga cayendo.
“Nos hizo el milagro, solo bastó dos días de procesión con cánticos y música con la banda de pueblo de la parroquia, para que el cerro se detenga”, contó Celia.
Junto a Celia estaba Rosario Chuiqui, ella asegura que otro de los milagros, es el haber calmado un aguacero que por cuatro días no cesaba, dañando sembríos y casas del pueblo. “Le pedimos que calme la lluvia, que nos perdone nuestros pecados, y de pronto salió el sol”, cuenta la mujer.
Rosa, Celia y Rosario, dicen que luego de eliminarse la procesión de los Martes Santos en Cuenca, los nativos de Octavio Cordero Palacios, decidieron realizar las procesiones en el pueblo. Pero desde 1864, y cada 5 de octubre, se desarrollan las fiestas dedicadas a la adoración al Cristo de la Buena Muerte, como uno de sus hijos de la parroquia, y como patrono de la parroquia.
Las mujeres de la parroquia se ubican con flores alrededor del parque Central y cerca de la capilla. Los hombres a los que se les llama ‘caballeros del Cristo’, son los encargados de llevar en andas la imagen para recorrer el pueblo. Claro, hay castillos pirotécnicos, bandas de pueblo, bailes y algo de comida, siendo el principal acto, la misa de acción de gracias, señalan las priostes.
Para este año se ha elaborado desarrollar entre el sábado 5 y domingo 6 de octubre, a más actos religiosos, un programa musical con albazos entonados por la banda de pueblo de la localidad, entre eventos deportivos y gastronómicos, para culminar con la procesión prevista para el mediodía del domingo 6 de octubre.
EL DETALLE
Denominación. Acostumbran llamar el Cristo de la Buena Muerte porque representa a quienes “mueren en paz, de forma natural al llamado de Dios”.