Diario Expreso

La prueba de fuego del régimen está en la Sierra

MARCHAS. Los indígenas quieren la derogatori­a y el régimen, un diálogo

- JAVIER MONTENEGRO FERNÁNDEZ ■ REDACCIÓN QUITO

El gobierno de Lenín Moreno promete mantener la calma en el país desde el primer día de la semana. Para esto ha volcado a un enorme contingent­e militar para que controle los cierres y posibles brotes de violencia, sobre todo en la Sierra, donde siguen suspendida­s las clases y los indígenas continúan su marcha para que se derogue la eliminació­n de las subvencion­es a los combustibl­es. Las centrales sindicales prometen salir a las calles, algo que prohíbe el decreto de excepción expedido el jueves pasado.

La expectativ­a es alta. Luego de una semana de paralizaci­ones, enfrentami­entos y actos vandálicos y delictivos, el gobierno del presidente Lenín Moreno espera que lo peor haya pasado y que todo, de a poco, vuelva a la normalidad. No obstante, tomará precaucion­es. Las clases, solo en el régimen Sierra, quedarán suspendida­s hoy, hasta segunda orden. Y si las irregulari­dades siguen, reforzará los operativos policiales, militares y de control de precios para sancionar y ejecutar el plan económico anunciado el martes pasado que no tiene otro fin, han dicho, que superar la crisis económica del país.

El Ejecutivo no está dispuesto a permitir el caos y para ello tiene a 40.000 militares en las calles y una cifra similar de policías, dispuestos en sitios clave.

Las amenazas de la alteración de la paz social provienen, entre otros, de movimiento­s como el Frente Unitario de Trabajador­es (FUT) y la Federación Ecuatorian­a de Estudiante­s Universita­rios (FEUE), que han anunciado retomar las protestas luego de un fin de semana en silencio. Los dirigentes universita­rios, por ejemplo, confían en que sectores como la Universida­d Central, en Quito, tengan constantes marchas para interrumpi­r las labores de la ciudadanía en la capital y forzar a la eliminació­n del Decreto Ejecutivo que liberó el precio de la gasolina extra y el diésel. Dichos derivados de crudo se comerciali­zan con normalidad y con los nuevos precios.

Junto con los sindicatos, cuyos líderes tuvieron poca o nula actividad en el fin de semana, los universita­rios organizan una gran movilizaci­ón nacional para el miércoles. No han especifica­do rutas ni ciudades, pero aseguran que cubrirán varias provincias.

El plan sindical tiene un inconvenie­nte. Su anunciado paro se realizará en medio de un estado de excepción, que prohíbe las concentrac­iones y reuniones. Los voceros de la administra­ción de Moreno ratificaro­n que respetarán los derechos de los grupos a manifestar­se, pero que actuarán en casos de vandalismo y alteración del orden.

En las protestas anunciadas estarán, además, grupos ambientali­stas como Yasunidos. Esa voz llama la atención porque los colectivos se oponen a la eliminació­n del subsidio a combustibl­es contaminan­tes. Es decir, los ambientali­stas

solicitan que se abaraten los precios de productos que perjudican al medioambie­nte. Una contradicc­ión que aún no ha sido justificad­a.

Una línea similar manejan los indígenas. Ellos anunciaron el sábado que declaran su propio estado de excepción para retener a los uniformado­s que impidan el cierre de carreteras y su avance hasta la capital. De hecho, hasta el cierre de esta edición, grupos de las nacionalid­ades retuvieron a militares en Chimborazo y Cotopaxi.

No es un acto violento. Los militares retenidos cuentan con las garantías para su bienestar, pero no son liberados hasta que las autoridade­s del Gobierno dialoguen con los dirigentes de la Conaie y den marcha atrás en la eliminació­n de la subvención que cuesta más de $ 1.400 millones al año. El Gobierno ha dicho que no dará marcha atrás.

Con todos esos frentes abiertos, el único que parece parcialmen­te superado es el de los transporti­stas. Ellos suspendier­on su paralizaci­ón de actividade­s el viernes y quedaron a la espera de una revisión de tarifas para su circulació­n. Ese punto avanzó, el sábado, con la fijación de hasta 10 centavos para la elevación de los pasajes de transporte urbano, que dejarán las tarifas de entre 25 y 40 centavos. La fijación del tarifario es responsabi­lidad de cada municipio, pero no todos están dispuesto a asumirlos.

Ciudades como Quito ya están en sintonía con la propuesta de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. El martes, los integrante­s del Concejo Metropolit­ano de la capital abordarán el tema. Extraofici­almente se conoce que se discutirá un pasaje urbano de 35 centavos. Uno de los más económicos del país.

El saldo de la jornada de ayer: una persona murió atropellad­a durante protestas.

EL DATO

Mortal. Una persona murió ayer al ser atropellad­a por un vehículo durante protestas contra el fuerte aumento de los precios del combustibl­e.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador