Sanación ‘a la carta’ durante la ceremonia del Killa Raymi
Tratamientos ancestrales con piedras, montes y brebajes se mostraron en un parque de Cuenca ❚ Curanderos de todo el país se congregan en esta feria
Que “el tabaco es medicinal”, dice Tito Vargas. El hombre, nativo de Pastaza y conocedor de la medicina ancestral y alternativa, cree que las hojas de la planta de tabaco sirven para cicatrizar heridas y ayudan a eliminar parásitos, entre otras bondades curativas. Pero aclara, que muy distinto es el cigarrillo, que, por su contenido y elaboración con químicos, lo convierten en peligroso para la salud.
Vargas fue parte de una exposición e intercambio de saberes medicinales ancestrales, donde participaron yachak de la Sierra y sanadoras del Azuay. Se trata del rito del Killa Raymi, cumplido en el Parque de la Madre, en Cuenca.
El sanador amazónico explicó que la planta es considerada como narcótico, sedante y vomitivo. Ayuda a relajar el sistema nervioso y combate parásitos como oxiuros y áscaris. Luego dijo que sus ancestros lo usaban como antídoto, pues luego de chupar en el lugar de la mordida de serpientes, se aplicaba tabaco molido.
Las mujeres embarazadas se ponían en sus senos hojas de tabaco para liberar a sus futuros hijos de enfermedades, anotó el sanador, mientras mostraba hojas masticadas.
Cerca de su stand se ubicó Samantha Bustamante, una ‘mama’ proveniente de la comunidad de la Unión, parroquia de Santa Ana. Ella es especialista en curar con piedras. “Son sagradas”, exclamó.
“Era niña, seis o siete años, y veía a mis abuelos y mi madre curando, pasando unas piedras pequeñas sobre el cuerpo de los pacientes”, recordó la mujer mientras con una sonrisa escondía su edad actual.
Samantha hizo una demostración pasando una piedra pequeña sobre una paciente, y explicó que eso es parte de la energización del cuerpo. Este método utilizaban los incas y se conoce como Khuyas Chumpis (piedras sagradas) que por generaciones se mantiene. Se trata de piedras de diferente tipo, recogidas de la naturaleza y purificadas con la Pachamama. Las piedras son andinas y vírgenes, con un poder energético especial otorgado por los dioses, aseveró, a su vez, Miguel Ángel de la Cruz, un tayta yachak azuayo y compañero de oficio de Samantha. El hombre, de 54 años, mantiene la herencia de sus ancestros. En su trabajo utiliza elementos nativos de la Amazonía, como la chonta y la guayusa, “que ayudan a las curaciones energéticas y físicas”. También usa los cuarzos. Según su color y clase, estos servirían para proteger, brindar fuerza o absorber influencias negativas, evitando con ello que su portador se contagie de las influencias del entorno, comenta.
Con las piedras se logra el equilibrio emocional; con la chonta se eliminan y se alejan las energías malas. Con la guayusa, en infusiones, se logra la tranquilidad del paciente, señaló De la Cruz, pero insistió en que estos tratamientos van dirigidos a males generados por las emociones de las personas.
Recalca el tayta yachak que todo esto involucra un saber ancestral, donde los curanderos han aprendido primero a convertirse en un intermediario entre el espíritu de la naturaleza y la bondad de la Pachamama, “para transmitir al paciente la sanación que viene de la misma tierra, el agua, el fuego y el aire...”.
■ EL DETALLE
Evento. El intercambio cultural de sanaciones se da en Cuenca cada mes y llegan sanadores de distintas regiones del país. Lo organiza el Gobierno del Azuay.