Mantengamos congruencia
Un comportamiento deseable entre los seres humanos (incluyendo entre ellos a los políticos y también a los denominados analistas políticos y la ciudadanía en general), exige un mínimo de congruencia.
En relación con los últimos acontecimientos en los que el Gobierno, por fin, ha hecho decisiones, cabe destacar: todo el mundo -es una manera de decir- exigía que se tomen medidas para paliar la crisis en que nos sumergió el inescrupulosos periodo correísta. Todo el mundo, salvo dos o tres economistas que preferían a la eliminación de los subsidios a los combustibles, la subida del IVA.
Queda claro que la eliminación del subsidio a las gasolinas y al diésel provoca las reacciones que estamos observando todavía (especialmente entre los que ganaban enormes sumas contrabandeándolos por el mar y por las fronteras ), pero también que era insostenible el alto costo que mantenerlo le significaba al Estado.
Ahora, cuando luego de largas deliberaciones durante las cuales los partidos políticos no hicieron ni el esbozo de una sugerencia respecto a qué hacer frente a la heredada crisis económica, no resulta plausible que se pongan a dar lecciones y juicios de valor sobre lo actuado por el Gobierno nacional. Mejor sería que elaboren sugerencias para combatir la tentación especulativa. El reto es no volverse incongruentes.
Igual ocurre con ciertos acérrimos defensores de la vida de los por nacer, que frente al crecimiento delincuencial proclaman con mucha convicción que la solución está en matar a los delincuentes.
Igual sentimiento manifiestan algunos respecto a los migrantes venezolanos, sin acordarse de que precisamente en estos días, hace 199 años, llegaron unos soldados de esa nacionalidad: Letamendi, Febres Cordero y Urdaneta, que contribuyeron a nuestra independencia y a la del Ecuador.
En todo caso, sabiendo que no es fácil conseguirlo, me propongo con estas líneas, a contrapelo del sentir de algunos, intentar conseguir un nivel mínimo de coherencia, una cierta congruencia, con mayor razón si su falta favorece a los corruptos que ahora quieren pescar a río revuelto. ¡Cuidado!
'Ahora hay que vigilar el buen uso de los siempre escasos recursos. Se impone priorizar su gasto’.