La segunda tarea
El Gobierno tomó la decisión de suprimir el subsidio a las gasolinas y al diésel. Para ser consistentes con el importante impacto que aquello tiene, es imprescindible hacer cambios estructurales en algunas instituciones clave. Hay que acometer contra algo más complejo, que no se resuelve con un decreto: el problema de la Seguridad Social. Hace unos meses la Mesa de Estudios para la Seguridad Social (MESS), una organización de la sociedad civil que enfoca su tarea en analizar y proponer cambios para la eficiencia del sector, puso de manifiesto información alarmante.
Respecto del sistema previsional, comparando el año 2012 y el 2018, la cantidad de afiliados por pensionista cayó de 8,92 a 6,54. Es decir, cada vez menos aportantes pueden sostener a quienes reciben una pensión del IESS. En el mismo periodo, al comparar el monto de pensiones respecto de la masa salarial del país, esta se disparó del 7,65 % al 14,11 %. Si las cifras anteriores son alarmantes, al comparar los ingresos efectivos con los egresos efectivos del Seguro de Pensiones, en el año 2007 había un superávit de $192,2 millones, frente a un déficit de $1.942,1 millones en 2017. Para cubrir ese déficit el Estado retornó a la decisión de aportar el 40 % para el pago de pensiones en 2019, pero acá viene el serio problema: el hueco se va haciendo cada vez más grande, y cualquier ahorro fiscal que se pueda lograr por otros ajustes (combustibles incluido), se irá a la Seguridad Social.
Seamos claros, sin abordar por ahora el tema médico, cumplir con el 40 % del fondo de pensiones no le será posible al Estado en unos pocos años, y aun cumpliéndolo, quienes empiezan sus aportaciones en este instante, no podrán jubilarse bajo el actual sistema.
En algún momento, años atrás, se estableció una norma para impedir que los ciudadanos se enteren de la situación actuarial y otras cifras del IESS, lo cual ya se eliminó. Esa normativa nos habría impedido saber, por ejemplo, que desde el año 2015 se ha venido reduciendo el fondo acumulado de pensiones. Si usted creía que los combustibles eran un tema serio, este lo es más.
'Cualquier ahorro fiscal que se pueda lograr por otros ajustes (combustibles incluido), se va a la Seguridad Social’.