Guayaquil de Octubre

Por eso Guayaquil es hembra, porque multiplica vida, alimentos, coraje y esperanza, porque lidera su abrazo, se protege y protege a sus hijos. Y siempre habrá razones para sentirlo así, desde 1820 Guayaquil transmite incansablemente el espíritu de los héroes León Febres Cordero, Capitán Nájera, Luis Urdaneta, el entusiasmo de Isabelita Morlás provocando, en casa de José de Villamil y su esposa Ana Garaicoa, el coraje de nuestros héroes de independencia.

Ese espíritu aún habita entre nosotros, porque fue en la Perla del Pacífico donde nació la libertad del Ecuador bajo el nombre de la Provincia Libre de Guayaquil, presidida por el padre de la patria, José Joaquín de Olmedo. Con esa misma gloria de Octubre nos envolvimos fraternos en las faldas del Pichincha en 1822 y en esas faldas aún late el vientre de la guayaquileña Manuela Garaycoa, que se llamó Abdón Calderón.

Nadie nos regaló nada, ni la gloria, ni el llanto, ni la corona, ni el tirano. No en vano, ni por casualidad, vinieron los presidentes, antes y ahora, para resguardarse aquí, básicamente porque la política que se lidera permite decirse a la cara el desacuerdo y a su vez proteger la libertad, eso es lo que nos mueve.

Por ello Guayaquil jamás ha jurado fidelidad a ningún rey y a estas alturas del partido no se le puede pedir que se someta a pactos económicos o políticos construidos sin un norte libre que garantice un futuro que anime al desarrollo de todo el país.

En este octubre enfrentamos a una cobarde pesadilla humana que desea arrastrar a este país al mismo escenario que vive Venezuela: vandalismo, escasez de alimentos, narcoguerrilla, sometimiento total y libertad cero.

No es en vano que en nuestro aniversario de libertad salga el enemigo al ataque, porque como dijo Olmedo, los hombres mediocres o sin talento no quieren gobernar, solo desean mandar, y de esto trata este organizado caos.

¡Abramos bien los ojos y el corazón en este octubre glorioso y libertario, y que viva Guayaquil!