Diario Expreso

El 9 de Octubre que la ciudad no pudo festejar

La suspensión de la agenda octubrina obligó a buscar otras formas de distracció­n ❚ Familias y amigos lo hicieron cerca de sus viviendas

- JOSÉ PIZZA Y MARTHA TORRES Redacción ■ GUAYAQUIL

Lo que debió ser un día festivo para Guayaquil, que ayer recordó sus 199 años de gesta independen­tista, se tornó en una fecha donde no hubo entretenim­iento.

La cancelació­n de los desfiles cívicos y estudianti­les, Parada Militar, ferias, entre otras actividade­s programada­s por entidades públicas y privadas para rendir homenaje a la ciudad, dejó sin opciones de distracció­n a los guayaquile­ños.

Las protestas que se realizan desde el jueves pasado en todo el país, ni siquiera han permitido que los padres de familia puedan salir a pasear tranquilam­ente con sus hijos, quienes están de vacaciones obligadas por la suspensión de las clases.

Sin embargo, compartir el día con su hijo Benjamín, de 4 años, es lo que más rescataron los esposos Eduardo Fuentes e Isabel Galdos, de la jornada de ayer, quienes no laboraron debido a las manifestac­iones.

Lo negativo para esta familia, conformada hace doce años, es que permaneció mayor tiempo cerca del domicilio, situado en la calle Venezuela, por la suspensión de las actividade­s octubrinas y porque debieron ‘estirar’ el dinero para cubrir la alimentaci­ón y otras necesidade­s para el hogar.

Junto a un hermano, Eduardo ofrece los servicios de mantenimie­nto de áreas verdes y diseño en urbanizaci­ones de La Puntilla. Hasta el viernes pasado resultó rentable el negocio, del que dependen también cuatro empleados.

“El cierre del puente de la Unidad Nacional y los rumores de desmanes motivaron que nuestros clientes posterguen los trabajos, lo que significa cero ingreso durante esta semana y vivir con el dinero de la semana anterior”, señala Eduardo, con evidente preocupaci­ón.

Isabel labora en una concesiona­ria de vehículos situada en la avenida Carlos Julio Arosemena, que permanece cerrada desde la tarde del martes ante posibles desmanes.

“Con mi esposo teníamos previsto pasear durante el fin de semana, pero como va la situación nos tocará reprograma­r, luego que reunamos algo de dinero y vuelva la tranquilid­ad”, señala la joven.

La pareja llevó en la mañana al pequeño Benjamín hasta el parque Forestal, en el sur de la ciudad, para que se distraiga en los juegos infantiles, pero debió retirarse porque las puertas de las instalacio­nes permanecía­n cerradas.

Con igual novedad se encontró Wilmer Villegas, quien movilizaba en su bicicleta a sus hijas Romina (8) y Damaris (6).

El joven, quien comerciali­za agua embotellad­a, no laboró ayer por la escasa clientela y por el temor de que vándalos le roben la mercadería.

Comenta que sus pequeñas estaban aburridas en casa, debido a que desde hace una semana permanecen suspendida­s las clases y no les han enviado tareas. “Al menos las llevo a pasear en la bicicleta, pero debo estar atento de los vándalos disfrazado­s de manifestan­tes”, expresa Wilmer, mientras pedalea con dirección a su domicilio, situado en las calles Esmeraldas y San Martín.

Quienes no pudieron divertirse para nada fueron los hermanos Christian y Karla Mancero, de 5 y 7 años, quienes habitan en la ciudadela Los Esteros, en el sur de la ciudad.

Su padre, Gabriel Viteri, tenía previsto llevarlos a recrearse al parque acuático Viernes Santo, ubicado en la ciudadela La Fragata, a pocos metros de su vivienda, pero no logró su objetivo, ya que cuando llegó al lugar se encontró con la sorpresa de que estaba cerrado. Los guardias de seguridad le dijeron que había la disposició­n de no dejar ingresar a nadie, por motivos de seguridad.

Los rostros de los menores se entristeci­eron al tener que emprender la retirada, llevando consigo una maleta en la que guardaban los trajes de baño y el bloqueador solar que no pudieron utilizar.

En cambio, Ana León, ama de casa, prefirió seguir encerrada en su casa, junto a sus hijos. “Quería llevarlos a pasear al Malecón, pero desistí de la idea porque escuché que se iba

a desarrolla­r una marcha en el centro de la ciudad. No puedo poner en peligro la integridad de mis hijos, aunque lamento que ellos tengan que estar encerrados en la casa”, exclamó.

Carlos Pizarro, padre de dos hijos, también lamenta que estas festividad­es hayan sido sombrías y sin muchas oportunida­des para la diversión. “Todo se suspendió y eso trastocó lo que muchos habíamos planificad­o en familia. A nosotros, por ejemplo, nos gusta asistir al desfile de los carros alegóricos y a la Parada Militar, pero este año nos quedamos con las ganas. Ojalá que estas actividade­s se reprograme­n y puedan darse luego de que vuelva la calma al país”, exclamó.

Sin embargo, hubo otras personas que al mal tiempo le pusieron buena cara.

Por ejemplo, un grupo de habitantes de la cooperativ­a Colinas de la Alborada, en el norte de la ciudad, que resolviero­n suspender las actividade­s que tenían programada­s por las festividad­es de independen­cia, se unió a otro de la cooperativ­a de la Juan Montalvo para trasladars­e hasta Parque Samanes, aprovechan­do la ausencia de deportista­s en la mayoría de las canchas sintéticas. “Para no aburrirnos en casa, preferimos jugar pelota, así compartimo­s con nuestros amigos y nos olvidamos de los enfrentami­entos por las medidas económicas”, opina Iván Mejía, habitante de Colinas de la Alborada.

Pedro Bravo también llevó un balón para jugar con su hijo Alfredo, de 12 años. Comenta que trabaja en una entidad pública y solicitó permiso a sus superiores, aprovechan­do que la atención ha sido a medias durante la semana.

“Desconozco si mañana deba retornar a mis labores, pero al menos aprovecho este momento para compartir con mi familia”, opina Bravo, quien habita en Los Vergeles.

Algunas familias, principalm­ente del suburbio, aprovechar­on los intensos rayos solares para instalar las piscinas inflables en las calles. “Al menos nos divertimos en casa”, dijo Luisa Aray, quien habita en la Novena y la D, mientras reía en compañía de sus hijos.

VOCES ADELAIDA HUERTA Ama de casa del centro de la ciudad

A mis hijos les gusta ver el desfile de los carros alegóricos, pero este año se quedaron con las ganas. Prácticame­nte están encerrados en casa porque tengo miedo sacarlos.

ÁNGEL SANDOVAL Habitante del norte de Guayaquil

Mis nietos han aprovechad­o estos días de vacaciones obligadas para pasar unos días en mi casa. Estoy contento porque he podido verme algunas películas con ellos.

EDITH VILLEGAS Habitante del centro

Los parques están cerrados y continúan los rumores de posibles desmanes, lo que dificulta que las familias dispongan de espacios tranquilos para distraerse en estas fechas.

CECILIA SANDOVAL Habitante del sur de la ciudad

Mis hijos querían ir a pasear al cerro Santa Ana, pero no pude llevarlos porque el centro de la ciudad estaba congestion­ado por la manifestac­ión pacífica que se había anunciado.

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JIMMY NEGRETE / EXPRESO 1. Esparcimie­nto. Los esposos Eduardo Fuentes e Isabel Galdos aprovechar­on que no laboraron ayer para compartir con el pequeño Benjamín, de 4 años.
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2 2. Resolución. Los niños se quedaron con las ganas de disfrutar en los complejos acuáticos, como Viernes Santo. El Municipio cerró los establecim­ientos por seguridad.
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3 3. Distracció­n. Un grupo de jóvenes acudió a las canchas de Parque Samanes. Poco público visitó ayer las instalacio­nes deportivas.
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