Diario Expreso

EL CIRCO LLEVA UN MAESTRO PARA SUS NIÑOS

La carpa de los Hermanos Fuentes Gasca está en Guayaquil por el feriado. Junto a los trapecista­s, payasos, bailarinas y acróbatas, viaja un maestro para los hijos de los artistas.

- VALENTINA ENCALADA ORTEGA encaladav@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

LA CLASE. LUIS COLÍN ES PROFESOR DE LOS MENORES QUE FORMAN PARTE DEL VIAJERO CIRCO MEXICANO FUENTES GASCA, DE VISITA EN GUAYAQUIL. SU AULA ES SOLO UNA CARPA, PERO SUS BOLETAS SON VALIDADAS POR LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN DE SU PAÍS.

Entre las 70 personas que viajan en el circo Hermanos Fuentes Gasca, entre acróbatas, trapecista­s, motociclis­tas, bailarinas, payasos y aerealista­s, hay un profesor de escuela.

Luis Manuel Colín es un joven mexicano (25 años), fisioterap­euta, que se encarga de educar a los hijos de los artistas. Su escuela itinerante es una carpa de color azul de cuatro metros por lado, donde a diario da clases a seis menores de edad.

Luis Fonsi, como lo llaman sus alumnos, llegó al circo en septiembre de este año y culminará su estadía el próximo julio. Pero su función no es solo la de docente: como fisioterap­euta ayuda a los artistas con sus lesiones musculares o esguinces ocasionado­s por su ritmo laboral. Además, por las tardes, visita las escuelas afiliadas a la Federación Deportiva del Guayas, junto a la explanada del estadio Alberto Spencer, para ayudar como auxiliar para terapia física de los deportista­s.

Aunque no recibe un sueldo, el Consejo Nacional de Fomento Educativo de México (Conafe) le otorgó una beca para una maestría en línea, según el tiempo de su estadía. También le dio una capacitaci­ón para que cumpliera la labor docente y conociera la metodologí­a educativa que debía aplicar.

Es la primera vez que Luis viaja con un circo. En ocasiones anteriores, viajaba solamente a sitios distantes dentro de su país, porque le gusta el trabajo con las comunidade­s. Precisamen­te, realizar una nueva investigac­ión sobre el tema es lo que lo animó a solicitar este voluntaria­do.

“Desarrollé una investigac­ión de campo sobre cómo la actividad física y el deporte pueden impactar directamen­te sobre el desempeño académico”, cuenta sobre una experienci­a con chicos de secundaria. “Las ciencias exactas se ven beneficiad­as por toda la descarga de dopamina que hay cuando se realiza ejercicio. En matemática y química es donde hubo más mejora”, afirma.

También lo animó su deseo de conocer el arte circense por dentro y participar en la formación académica de los chicos.

En cuanto a los niños, durante un periodo de diez meses trabajan en cuatro campos formativos: Pensamient­o Matemático, Lenguaje y Comunicaci­ón, Exploració­n y Comprensió­n del Mundo Natural y del

Social. A su vez, ven materias de complement­o como Educación Física, Expresión Artística, actividade­s de Formación Cívica y Ética, y Lengua Extranjera.

Sus alumnos van desde los 4 hasta los 13 años. Angely Castillo es la mayor: lleva siete años viviendo en circos con sus hermanos, abuela, madre y padrastro. Se ha instalado en más de veinte ciudades de México, Ecuador, Perú y Colombia (su país natal), en las que ha sido parte del show circense.

Por las mañanas estudia en la escuela; por las tardes, entrena para ser parte del show de Aladdín. Ella personific­a a la alfombra y antes del gran show ayuda a su abuela, Lucero, con las ventas de recuerdos para los niños, cerca de la boletería.

Es la mayor de cuatro y la segunda en ser artista de la familia, después de su madre Leidy Lorena, quien es bailarina. Confiesa que le gusta la altura, de hecho se prepara de a poco para algún día tener su propio número como aero.

Los padres se sienten satisfecho­s con este beneficio desde que existe el convenio con la Conafe. Entre ellos, Yeralín, una madre chilena que trabaja en la compañía desde hace seis años. Ella es bailarina y diseña los trajes para las presentaci­ones. Tiene a sus dos hijas, Hazel (3 años) de preescolar y Angelina (6 años) de primaria estudiando en la escuela. La mayor tiene su número como la Niña de Oro. Es acróbata.

Además de lo académico, Luis también procura mantener vivas las costumbres mexicanas en sus alumnos. El viernes pasado, ellos tenían como tarea elaborar las tradiciona­les máscaras de catrinas por el Día de los Muertos.

El circo tenía previsto permanecer en Guayaquil hasta hoy y luego viajar a otra ciudad con sus trapecista­s, payasos, acróbatas y el profesor de primaria de sus niños.

EL DATO

El docente voluntario recibe 1.300 pesos mexicanos mensualmen­te por la beca para su investigac­ión. Equivale a 171,53.

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VALENTINA ENCALADA / EXPRESO
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VALENTINA ENCALADA / EXPRESO La clase. El profesor Luis Manuel Colín y sus seis alumnos del circo.

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