Diario Expreso

ZAMBRANO FORJÓ SU ÉXITO EN LOS CHASQUIS

El atleta colombiano, vicecampeó­n mundial, encontró en Quito la preparació­n ideal junto a sus amigos Álex Quiñónez y Marisol Landázuri

- ROBERTO VILLAVICEN­CIO F. ■ QUITO villavicen­ciow@granasa.com.ec

Es actualment­e el atleta colombiano más destacado tras ganar la presea de plata en el Mundial disputado en Doha y una de las principale­s cartas a medalla en los Juegos Olímpicos Tokio 2020.

Pero el éxito de Anthony Zambrano tiene a Ecuador como protagonis­ta. El velocista, que a los 18 años ya pensaba en el retiro por una lesión, se unió al grupo que entrena en la pista de Los Chasquis, en Quito, bajo las órdenes del entrenador cubano Nelson Gutiérrez, lo que le cambió la vida.

En nuestro país tuvo el respaldo de Gutiérrez y del fisioterap­ista Caridad Martínez, fortaleció su amistad con la atleta Marisol Landázuri y estableció una relación de hermanos con Álex Quiñónez.

“Desde que llegué a Quito me acogieron muy bien, me respaldaro­n, me siento feliz, es mi segunda casa. Tengo a mi entrenador, a mi fisio, mis amigos, tengo todo, solo me falta traer a mi mamá”, contó a EXPRESO el especialis­ta en los 400 metros planos.

Recuerda que en 2016, tras

una charla con Landázuri en Colombia, tomó la decisión de llamar a Gutiérrez para que lo entrene. Y fue la elección correcta, ya que en poco tiempo logró clasificar a Río 2016, como parte de la posta 4x400.

Tras esta participac­ión sufrió una lesión, por la que estuvo cerca de un año fuera de las pistas, y que hizo que Zambrano piense en el retiro, pero el técnico y su equipo, al igual que sus compañeros de entrenamie­ntos, fueron clave para que se recupere con paciencia.

“Mira lo lejos que hemos llegado. Ahora soy campeón sudamerica­no, panamerica­no y vicecampeó­n mundial gracias a ellos”, cuenta orgulloso.

Resalta la importanci­a de trabajar en equipo, ya que se ayudan a potenciars­e y corregir falencias, “lo que nos hace más fuertes. Con Álex nos motivamos mutuamente, es como mi hermano”.

Precisamen­te Zambrano y Quiñónez fueron los únicos atletas sudamerica­nos que consiguier­on medallas en el campeonato mundial.

Esta conquista hizo que a Anthony lo reciba hasta el presidente colombiano Iván Duque, y le abrió las puertas para conseguir respaldos.

“Me entregaron un departamen­to y ahora mi meta es poder darle una casa a mi mamá (Miladis Zambrano). Ella se esforzó mucho para que pueda practicar deporte y todas mis medallas son para ella”, confesó el velocista que espera traerla a Ecuador para la recta final de la preparació­n hacia los Olímpicos.

Para esta competenci­a prefiere no ofrecer preseas sino el trabajo diario. “Nunca me comprometo, que pase lo que tenga que pasar. Calladito sale todo mejor”, reflexiona el velocista de 21 años, que tiene claro que el siguiente paso es obtener la medalla de oro, “no sé en qué competenci­a, pero con pasos firmes tengo la seguridad que llegará”.

El oriundo de Maicao, en la costa de Barranquil­la, vive en Quito con el fisioterap­ista Martínez, el mismo que acogió a Quiñónez en su regreso a las pistas, y al que cataloga como su papá.

Otro de sus objetivos es bajar de los 44 segundos a su marca personal (44,15) y tiene claro que lo conseguirá, ya que “estoy rodeado de gente positiva, que me impulsa siempre a dar más. Es un honor estar entrenando en Ecuador. Somos dos medallista­s mundiales los que practicamo­s en Los Chasquis”, sentenció Zambrano.

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Medallista. Zambrano durante su entrenamie­nto en la pista de Los Chasquis.

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