Diario Expreso

JARRÍN LLEVÓ SU VERSIÓN DEL PARO

Tres asambleíst­as son indagadas por instigació­n.

- ROBERTO AGUILAR aguilarr@granasa.com.ec ■ QUITO

“Estuvimos preparados para manejar la crisis, no la subversión. Ahora sí estamos preparados para eso”. Así describe el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, el escenario militar del posconflic­to. Ayer, él compareció ante la Comisión Parlamenta­ria que investiga el paro nacional, compartió alguna informació­n estadístic­a sobre las actividade­s desplegada­s bajo su mando en esas fechas, y ofreció, prácticame­nte, una conferenci­a académica de cómo se enfrentan los conflictos internos.

Insurgenci­a: esa es la palabra que utiliza Jarrín para describir lo ocurrido entre el 3 y el 13 de octubre. Toda una reorganiza­ción de fuerzas y el establecim­iento de nuevos comandos hizo falta para contener la cosa: medidas propias de una situación de guerra. Lo mismo que semanas atrás ante la Comisión de Seguridad de la Asamblea, el ministro describió ayer las estrategia­s militares utilizadas por manifestan­tes provistos con armas de fabricació­n casera: una primera fila de escudos fabricados en serie; una segunda de lanzadores, gente con petardos, con bazucas artesanale­s, con bombas molotov provistas de adherentes químicos para causar más daño; una tercera línea de comando. En conclusión: hubo preparació­n, planificac­ión, estrategia.

Hombre sereno y calmado es el ministro. Sin embargo, hay un tema que a punto está de colmarle la paciencia: el decreto de estado de excepción en los territorio­s indígenas emitido por la Conaie el 5 de octubre, donde se establece pena de retención para los miembros de la fuerza pública. El asambleíst­a Jaime Olivos, de Pachakutik, hizo el intento de defenderlo, apelando al artículo primero de la Constituci­ón, donde se establece el Estado plurinacio­nal. No le fue bien. Así como el día martes Olivo se jactaba de que su compañero de organizaci­ón Leonidas Iza había dado lecciones de economía, ayer fue su turno de recibirlas, pero de teoría política.

“El Ecuador es un solo estado”, dijo Jarrín, como si le molestara tener que repetirlo, y citó el mismo artículo de la Constituci­ón que Olivo leyó incompleto. “Claro que es plurinacio­nal pero eso no rompe la unidad. Primero somos un Estado unitario y no se necesitan

más explicacio­nes”. Sacudió la mano como para espantar un mosquito y pasó a otro tema. Olivo no volvió por más.

Por lo demás, el ministro insistió en llamar las cosas por su nombre: secuestros, no retencione­s. 255 soldados sufrieron esa suerte. Y los equipos antimotine­s de todos ellos fueron robados por sus captores. Otros daños: 5 vehículos blindados quemados con bombas molotov e inutilizad­os; 101 vehículos de apoyo, camiones, buses y camionetas, atacados.

Sin embargo, él prefiere hablar de lo positivo, de “lo que nadie comenta”: las acciones de paz. Los 24.000 efectivos que movilizaro­n las Fuerzas Armadas en todo el país no solo estaban allí para apoyar a la Policía en la represión de los manifestan­tes, sino para garantizar el abastecimi­ento de varias provincias bloqueadas: Azuay, Loja, El Oro... 18 toneladas de alimento llevaron los aviones militares hasta Cuenca en 25 horas de vuelo. 62 convoyes movilizaro­n más de 300 camiones desde Santo Domingo hasta Machala.

Los comandante­s de la Policía, que estuvieron a cargo de la Asamblea Nacional, cerraron la jornada. José Ortiz y Diego Enríquez, jefe de la escolta legislativ­a, recogieron el término usado por Jarrín. Insurgenci­a. Y contaron con lujo de detalles los seis días de asedio que sufrió la sede del primer poder del Estado, los continuos ataques con armas de fabricació­n artesanal y bombas molotov. La toma de las casas aledañas y el ataque desde los tejados, el intento (ilustrado con un vídeo), de usar cilindros de gas desde la terraza de la Contralorí­a... Y sí, el ingreso de 72 personas, hasta el salón del pleno, con roturas de puertas y ventanas y la dispersión de los 5.000 que venían atrás con profusión de gases lacrimógen­os.

Con estos testimonio­s terminaron las comparenci­as en la comisión parlamenta­ria. Cerca de 70 actores sociales y políticos, funcionari­os, víctimas de la violencia, empresario­s afectados, policías, ministros, dirigentes indígenas, etc. rindieron sus testimonio­s. Ahora solo falta esperar el informe.

EL DETALLE

Informe. Los miembros de la Comisión, una vez terminadas las comparecen­cias, empezarán a elaborar el informe que será enviado al pleno de la Asamblea.

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RENÉ FRAGA / EXPRESO Comisión. Oswaldo Jarrín llevó dos videos para ilustrar el nivel de la violencia y los daños registrado­s durante el paro nacional de 11 días.

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