La Aurora reclama ser algo más que casas
Un mercado, un hospital y más naturaleza para hacer al sector más habitable.
La Aurora será más amigable, solo cuando tengamos acceso a todos los servicios básicos. Esta es ya una ciudad, sin embargo, hacen falta aún tantas obras.
El sector de La Aurora y donde están las urbanizaciones necesitan atención. Las obras no deben estar solo en la vía principal. Aquí podemos hasta potenciar el río.
El mercado es quizá la obra que más hace falta. Tener que desplazarse hacia otras ciudades, genera gastos, caos vehicular. Es un peso para el residente.
Los reclamos han sido constantes y diversos; pero, por años, no han encontrado solución. A la parroquia urbana La Aurora (Daule), uno de los polos en desarrollo del Gran Guayaquil, le aquejan tantos problemas que incluso más de un residente ha barajado la idea de regresar al sector donde vivía, en esta ciudad.
A la zona, integrada por al menos 90 ciudadelas y el poblado que lleva el mismo nombre de la parroquia, le hacen falta veredas, pasos peatonales, paradas de buses, pero también espacios públicos que cubran las necesidades más básicas de sus habitantes; obras que, a decir de cuatro arquitectos que residen en el área, se van a constituir en el factor principal para trasformarla.
“Necesitamos tanto de un mercado”, manifiesta el arquitecto Milton Morales, al explicar que debido a la inexistencia de este espacio, los residentes se ven obligados a movilizarse hasta los centros de abastos de Pascuales o Las Orquídeas, ubicados a una distancia de casi 10 kilómetros, para adquirir sus víveres; generando así más gastos (de tiempo y combustible).
“Aquí debería haber un equipamiento urbano completo, que le facilite la convivencia a los habitantes que, en su mayoría, son de clase media y no alta. ¿Qué pasa entonces con aquellos que no tienen auto, que son muchos? Eso se debió prever antes”, sentencia.
La también arquitecta Rocío Cali, quien habita en una de las etapas de La Joya, coincide y hace hincapié en la necesidad de que el Ministerio de Salud construya un hospital (el más cercano es uno privado en La Puntilla) y que los centros educativos particulares del Puerto Principal abran también extensiones en la parroquia.
“La Aurora no es otra cosa que una ciudad dormitorio”, piensa. Es decir, una ciudad repleta de habitantes que solo utilizan sus viviendas para dormir, puesto que sus actividades (laborales o de estudio) las realizan en Guayaquil. Lo que, a su juicio, por el desplazamiento permanente, es uno de los detonantes para que el tráfico a diario sea “caótico”.
Cali considera que con la construcción del nuevo puente que une a Daule con Guayaquil, el congestionamiento será menor. Sin embargo, apunta a que en la parroquia, cuya población actual es de 120.000 habitantes, siendo incluso mayor a la que registran otros cantones de Guayas como Bucay, Isidro Ayora y Colimes, las autoridades deban trabajar por mejorar el servicio de transporte urbano o por acondicionar la vía, a fin de dar cabida al uso de la bicicleta, por ejemplo.
“Con una pista bien hecha, no tendría por qué sacar mi auto a cada rato, que es algo que me pesa. Si contáramos con una buena ciclovía, iría a todos lados en bici. Sería maravilloso”, manifiesta al respecto la moradora y activista ambiental Daniela Montevideo, de Villa del Rey.
Según la entrevista que el alcalde de Daule, Wilson Cañizares, dio a EXPRESO en junio pasado, todas estas obras están contempladas durante su gestión.
Ante ello, los expertos y residentes consultados hacen un llamado a que la autoridad agilice su gestión. “Nos falta tanto, nos falta incluso sombra...”, agrega Montevideo,
detallando que en el área no hay más que palmeras, por lo que propone que se siembren árboles como el olivo o el jacarandá, que
son grandes y absorben enormes cantidades de dióxido de carbono.
Sobre este último punto, el residente Estéfano Ludeña, paisajista,
piensa que es necesario, además de plantar, darle vida a todos esos rincones naturales que en La Aurora están abandonados. Tiene en la mira a dos: la zanja que recorre 16 kilómetros desde la estación del peaje de Daule hasta llegar al estero Sabanilla, afectando a su paso al menos a tres instituciones educativas, cinco centros comerciales y cuatro urbanizaciones: Milann, Cataluña, Napoli y Arboletta; y el redondel que, asimismo, se encuentra cerca de estos complejos habitacionales.
Para Ludeña, quien cree innecesario que por la época navideña la Alcaldía, como publicó EXPRESO, pretenda invertir más de 800.000 dólares en iluminación alusiva a la fecha, ambos puntos son idóneos para crear “verdaderas obras de arte”. En la zanja, siempre que se limpie con más constancia el canal, explica, se podrían hasta plantar especies. Y eso, con el tiempo, permitirá el avistamiento de aves. “Si se hace un buen trabajo, recuperaremos nuestros animales. En esta zona había pájaros de todo tipo, garzas, iguanas. De eso queda ya tan poco...”.
Sobre el redondel, el arquitecto Jhoney Díaz, habitante de la ciudadela Milann, sugiere que se construya un parque o un monumento icónico, como el de la iguana (avenida Las Monjas) o el papagayo (ciudadela Alborada), en Guayaquil. “Sería fascinante tener algo folclórico o que nos represente”. Eso le daría color y vida al área que, resalta, hoy se ha convertido en un estacionamiento de vehículos pesados.
Para Laura Luján, habitante de Cataluña, en el espacio incluso se podrían instalar piletas. “Seríamos una ciudadela vanguardista, distinta. No gris, ni seca”, argumenta.
Para los consultados, otro tema que está pendiente es la seguridad. Por ello piden a la Policía que invierta, con ayuda del Gobierno, en la construcción de más Unidades de Policía Comunitaria. “Necesitamos al menos tres. La única con la que contamos no nos abastece”.