LA RUTA PARA VER A LOS GIGANTES
FESTIVIDADES Los dos circuitos para ver a 38 monigotes se abrirá el 26.
Alrededor de cuatro meses le ha tomado al artesano guayaquileño Ricardo Aymar, construir en cartón, papel y madera, al ogro más querido por las familias, Shrek. La estructura de cinco metros de altura, que ya está casi terminada, permanece sobre las veredas de las calles 16 y Alcedo; y es una de las 38 que este año se exhibirá en la tradicional Ruta de los Gigantes, que se realiza por quinto año consecutivo en la ciudad.
Esta es la cuarta ocasión que Aymar participa de esta jornada que, asegura, nació por curiosidad y se ha mantenido vigente porque descubrió -detalla entre risasque era un artista.
“Jamás pensé divertirme tanto cortando y pegando, o pintando metros enteros de papel hasta largas horas de la noche. Jamás pensé tampoco que mi familia me apoyaría tanto”. Y es que hasta sus hijos, a fin de darle una experiencia real al turista, se disfrazarán de la Princesa Fiona, Burro y hasta del muñeco de jengibre, todos personajes de la película animada. “Esta vez quiero pensar que somos parte de una obra de teatro. Nos hemos preparado mucho. La ruta va a estar divertidísima”, piensa.
Para este año en la jornada, donde al igual que en las ediciones anteriores se premiará al mejor trabajo, los monigotes estarán distribuidos en más de 20 calles del suburbio oeste y en cuyos vecindarios, como lo constató EXPRESO, pese a estar algunas figuras todavía en proceso de construcción, todo parece ser desde ya una fiesta.
Hay color por todas partes y tarros de pintura. Y, como explica Carlos Zapata, vecinos que, incluso cuando llega la noche y la iluminación es escasa, les alumbran con pequeñas lámparas o su celular para que continúen con la jornada.
“La comunidad se vuelve más solidaria que nunca”, explica el artesano que este 2019 se inspiró en la serie ecuatoriana Mis adorables entenados para fabricar su obra, la que ayer estuvo en exhibición en los exteriores del Municipio de Guayaquil, donde se dieron a conocer los detalles de la ruta.
Los muñecos de ‘Felipito’, Pa
blo y Stacy Vera, algunos de los protagonistas de esta comedia, permanecieron en la Plaza de la Administración por alrededor de dos horas (habían sido trasladados al sitio en grúa). Los transeúntes
no dejaron de observar e incluso algunos, como Jorge Cañón, habitante de la sexta etapa de la Alborada, no dudaron en soltar una carcajada cuando vieron que a Felipe lo habían fabricado en una de sus poses favoritas: acostado sobre el sofá. “Es tan él, está idéntico”, se oyó decir.
A Zapata, quien ha construido el monigote al pie de su casa en las calles Medardo Ángel Silva, entre la 15 y la 16, le ha tomado seis meses darle forma al escenario, y lo ha hecho en compañía de sus hijos. “El arte se comparte y se siembra. Esta es una de las costumbres más bellas de Guayaquil”, advirtió.
En la ruta, que se divide en dos circuitos y oficialmente se abre al público el próximo 26 de diciembre (culmina el 11 de enero), también estarán en exhibición las escenografías de Aladino; Toy Story (con el que concursan al menos 4 artesanos); Ralph, el demoledor; la carismática Mafalda y otras tantas figuras de los cómics. Y si bien no todos pasaron por un instituto técnico para aprender este tipo de arte, la constancia y el hecho de mantener vigente la tradición de la familia, los llevó a sumergirse en este campo.
“Mi mamá empezó a hacer monigotes muy joven, ella me enseñó todo. Somos el único país, creo yo, que ha hecho de esto una cultura. A los locales y extranjeros les encanta. El nombre del país, su huella, está aquí”. En cada pedazo de papel, asegura Giovanni Villalba, creador del personaje ‘Jorgito, el guayaco’, al hacer hincapié en que los monigotes gigantes se han vuelto ícono de esta fecha desde hace 13 años.
Para Gloria Gallardo, presidenta de la Empresa Pública Municipal de Turismo, entidad que desde hace cinco años ubica en la agenda oficial la actividad, la Ruta de los Monigotes apunta a reactivar el comercio, el turismo y la gastronomía en el sur y suroeste de la ciudad.