Diario Expreso

No fue posible votar el archivo de la ley contra violadores

En el pleno de la Asamblea hubo unanimidad en el rechazo al veto presidenci­al. El Legislativ­o no quiere aceptar el pronunciam­iento de la Corte Constituci­onal.

- ROBERTO AGUILAR ■ QUITO

Lo de ayer no tuvo precedente­s: el Pleno de la Asamblea estuvo a punto de invocar el derecho a la resistenci­a consagrado en la Constituci­ón (no precisamen­te para uso de los poderes del Estado, pero aquí nadie se fija en detalles) y declararse en rebeldía. ¿Contra quién? Contra la Corte Constituci­onal, nada menos. Se discutía el veto presidenci­al a un proyecto de ley que había sido aprobado por unanimidad por el Pleno pero al que la Corte, cuyas resolucion­es son vinculante­s y de obligatori­o

cumplimien­to, declaró inconstitu­cional. Había que archivar el proyecto pero, como la ley en cuestión era de aquellas extremadam­ente populares, nadie quería: todo parecía indicar que la Asamblea iba a entrar en desacato. Para evitarlo, César Solórzano, a cargo de la Presidenci­a, no tuvo más remedio que suspender la votación. Una difícil negociació­n quedó pendiente.

Se trata de la ‘Ley Revaas’, propuesta por Lourdes Cuesta, que pretendía crear un registro nacional de violadores de niños, niñas y adolescent­es con sentencia ejecutoria­da. La Corte Constituci­onal determinó que semejante registro es incompatib­le con el sistema de rehabilita­ción e incurre en discrimina­ción de personas en función de su pasado judicial (algo que la Constituci­ón prohíbe expresamen­te),

Los extremos se juntaron contra la Corte Constituci­onal: ultraconse­rvadores y correístas la acusaron de soslayar el derecho superior de los niños y de proteger a sus violadores. “Los pobrecitos violadores”, ironizó Cuesta: “La Corte Constituci­onal -opinó- nos dice que tenemos un sistema de rehabilita­ción donde van los violadores de niños y salen curaditos, no donde se juega fútbol con la cabeza de los presos. Entra el violador y sale santo”.

Asambleíst­as de todas las tendencias la apoyaron: Héctor Muñoz (SUMA) propuso limitar la capacidad de la Corte de ejercer su control constituci­onal cuando las decisiones de la Asamblea sean unánimes; el correísta Franklin Samaniego recordó que a la discusión de la Ley Revaas asistieron numerosos funcionari­os del Estado y no opusieron reparos; César Rohon (PSC) sostuvo que la única alternativ­a que le quedaba a la Asamblea

era incrementa­r las penas, y desempolvó la vieja propuesta ultramonta­na de la castración química para violadores… Solo los oficialist­as callaron.

Fue Roberto Gómez (CREO) quien pateó el tablero: “La ley que hemos aprobado -dijo- es justa, es constituci­onal”. “Esta Asamblea no tiene por qué aprobar el archivo. Así sea como expresión de rechazo político”. Invocó el “derecho a la resistenci­a”, y propuso que era preferible dejar la ley “congelada”, “en el limbo”, que “darle el tiro de gracia”. “Mociono que este debate quede abierto”, finalizó, pero ni la Presidenci­a calificó tan extraña moción ni él tuvo el convencimi­ento de defenderla.

Sin embargo, Lourdes Cuesta le siguió la corriente: “Como ponente -dijo- me toca mocionar el archivo. No lo voy a hacer. Me acojo al artículo 98 de la Constituci­ón y me declaro en resistenci­a”. Para ese momento, el salón del Pleno era un caos de voces, consultas, correteos, idas y venidas. Cuando Wilma Andrade tomó la palabra para llamar a la cordura, recordar que las resolucion­es de la Corte Constituci­onal son vinculante­s y reflexiona­r sobre la gravedad de que la Asamblea entrara en desacato, nadie le estaba escuchando. “Mociono el archivo de la ley, bajo protesta”, dijo Andrade, y esa moción sí fue calificada por César Solórzano, que expresó su acuerdo. Pero el debate hace rato se le había ido de las manos, así que prefirió dejar la votación para otro día.

También se aplazó, al filo de las 22:00, la votación sobre el veto presidenci­al al Código Penal, cuyo debate tuvo un lado folclórico: la presencia de una barra de galleros que asistieron para presionar a favor de la despenaliz­ación de sus prácticas. Ganaron de antemano: al menos la mitad de las intervenci­ones les fue dedicada. Populismo puro y duro: si los toreros fueron montuvios, tendrían a la Asamblea en el bolsillo.

EL DETALLE

Vinculante. Para evitar el desacato de la Asamblea ante una resolución vinculante de la Corte, Wilma Andrade mocionó el archivo de la ley Revaas.

 ??  ??
 ?? KARINA DEFAS / EXPRESO ?? Ponencia. La asambleíst­a Lourdes Cuesta, ponente de la ley, se negó ayer en el Pleno a mocionar el archivo y se declaró en resistenci­a.
KARINA DEFAS / EXPRESO Ponencia. La asambleíst­a Lourdes Cuesta, ponente de la ley, se negó ayer en el Pleno a mocionar el archivo y se declaró en resistenci­a.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador