“La inoperancia gubernamental debe terminar”
El descuido de la administración pública causa daño a los bienes del Estado. Hay edificios abandonados. Citaré dos casos: el que está situado en las calles Luque y Tulcán, donde en doce pisos funcionaban los juzgados de la Familia, Niñez y Adolescencia; y el de Córdoba y 9 de Octubre, que ocupaba un distrito de educación. Estos y otros edificios abandonados bien pueden ser vendidos, alquilados o ser ocupados por instituciones públicas.
Después de la repotenciación de la U. E. Fiscal Vicente Rocafuerte, en el gobierno anterior embodegaron la valiosa biblioteca porque iban a fundar una digital; también, el Museo de Ciencias Naturales que creó el eminente entomólogo Francisco Campos Rivadeneyra. Deben ser rehabilitados porque constituyen tesoros para la educación.
Las piscinas públicas siguen en el desamparo porque aún discuten a quiénes les corresponden las competencias.
Las casas colectivas de Gómez Rendón y Mascote fueron construidas por el IESS para los afiliados en la década del 1950, pero las abandonaron hace más de diez años. El gobierno anterior se comprometió a evaluar la demolición para construir un centro de salud, mas las han pintado de amarillo y nada más.
La falta de mantenimiento es otro mal que nos aqueja: el Estado invirtió $ 763.000 en cada km de la red del tren rehabilitado, pero el 25 % no se usa en los paseos turísticos por falta de mantenimiento.
Los alrededores de ciertos distritos de educación causan pena porque los pequeños jardines no son atendidos.
Se incumplió la fecha del rescate del estadio Modelo Alberto Spencer y se fijan 90 días más.
Estas y otras fallas nos deja el 2019; ojalá que en el 2020 termine la inoperancia gubernamental.