Los 25 años de trayectoria de Roberto Noboa se muestran en Plaza Lagos.
La obra recoge los veinticinco años de trayectoria del pintor. Una muestra con sus piezas abrió en Plaza Lagos
Niños de carne, gallinas deformadas, vestigios de mansiones abandonadas, por las que se cuelan árboles y plantas, canchas de tenis: los personajes y paisajes que pueblan el universo pictórico del artista Roberto Noboa son numerosos y variados.
A más de quince años desde su primera exposición, el creador guayaquileño se embarcó en un nuevo proyecto, un libro dedicado a recopilar su extensa trayectoria y ofrecer un recorrido por la evolución de su obra y su propia historia.
“Me convenció Eliana Hidalgo”, recuerda con una sonrisa. A fines del año pasado, la directora del proyecto editorial Eacheve le propuso armar el libro. El proyecto se concretó en abril, y contó con el auspicio del Banco de Guayaquil. “Fue un proceso arduo, porque si incluíamos todas mis obras, habríamos tenido más de mil páginas”.
La pieza final quedó en 320 páginas y está dividido en cuatro secciones, una por cada uno de los temas que han marcado la creación del pintor.
“Revisé mis obras de los años noventa, mis cuadernos, mis cuadros más recientes, fue un proceso emocional porque hacerlo era volver a esa época y a lo que sentía en ese momento. Fue recordar porqué pinté un cuadro, o porqué elegí un tema”, analiza.
La infancia, por ejemplo, es uno de los ejes transversales en sus lienzos, y una sección del libro está dedicada al mismo. Curiosamente, las obras no se encuentran catalogadas de manera cronológica, lo que implica que la evolución técnica del artista no se percibe a simple vista. Esta característica, señala Noboa, es una que aún lo cautiva. “Cuando las obras están de manera cronológica, el lector las ve y observa las diferencias, los cambios. Más bien acá, fue interesante porque a pesar de la diferencia en los años en que fueron pintados, aún hay una relevancia entre cuadros pintados en los años noventa y los más actuales”, señala.
El libro cuenta con varios textos de críticos y artistas, entre ellos Mónica Espinel de Reiche, quien describe las piezas del pintor como obras con elementos que nunca acaban.
“En sus obras recientes se perciben aquellas indagaciones, así como la persistencia de llevar elementos hacia el límite de los cuadros, conduciendo
Revisé obras de los años noventa, mis cuadernos, mis cuadros recientes, fue un proceso emocional porque hacerlo era volver a esa época y a lo que sentía en ese momento. ROBERTO NOBOA artista
al espectador a preguntarse qué pasa ahí. También la dualidad ‘quietud y calma frente a caos y desconcierto’. Ante un cuadro de Noboa, el espectador siempre debe ir más allá, leer entre líneas, saber que hay elementos que dicen más de lo que se ve. Hay que descifrarlos”, dice.
Tras la publicación del libro, el artista ya tiene otros proyectos en marcha, principalmente muestras en las que exhibirá sus obras más recientes. “Seguiré pintando, eso sin duda. Siempre estoy trabajando. Continuaré enseñando y llevaré el libro al exterior, a galerías fuera del país”.