Diario Expreso

Pedro Quiñónez ya no entraba en los planes del Emelec 2020

- DANIEL PIN ICAZA ■ GUAYAQUIL pind@granasa.com.ec

Pedro Quiñónez jamás imaginó que su permanenci­a en Emelec iba a durar tanto tiempo. En 2010, el volante esmeraldeñ­o llegó a préstamo al cuadro millonario, procedente del Santos Laguna de México, con la idea de que solo iba a jugar una temporada, pero su actuación motivó a que Nassib Neme hiciera uso de la opción de compra. Una década después, Quiñónez reconoce que esta no era la forma que se imaginaba salir del equipo, pero dice que se va con la satisfacci­ón de que lo está haciendo “por la puerta grande”. El futbolista, de 34 años, se confesó con EXPRESO y aseguró que pretendía seguir jugando por más tiempo en el Bombillo, aunque está consciente que no encaja en el proyecto deportivo que busca la dirigencia y el cuerpo técnico. Aún así nunca se arrepentir­á de haber aceptado la propuesta del Ballet.

− Fueron diez años en los que fue considerad­o uno de los pilares de Emelec, con los que alcanzó cuatro títulos y cinco vicecampeo­natos nacionales. ¿Cómo se sintió cuando le notificaro­n sobre su salida?

− Triste. Me veía jugando unos años más en Emelec, pero así es el fútbol y la vida. Uno tiene que estar listo para encarar este tipo de situacione­s; no quería esto, pero lamentable­mente no se dieron las cosas.

− ¿Lloró al saber que no iba a continuar?

− Me considero una persona sentimenta­l, creo que todos lo somos, pero esta vez no lloré porque ya venía hablando con el presidente sobre el tema, así que no me tomó por sorpresa.

− ¿Cuál fue el motivo?

− El cuerpo técnico y el club tieotro proyecto, en el cual no encajo. Esto no pasa porque ya no tenga condicione­s, sino más bien porque el equipo busca jugadores jóvenes, con proyección a la venta y soy consciente de que a mis 34 años no podría ser vendido al exterior.

− ¿Cuál es la espina que nunca se pudo sacar con Emelec?

− Ganar la Copa Libertador­es. Varias veces tuvimos buenas participac­iones, armamos un gran plantel, pero lamentable­mente no pudimos conseguirl­o. Esa es la pica que me llevo, ya que no pude cumplir ni con mi familia, ni con la hinchada.

− ¿Es cierto que antes de llegar a Emelec tenía todo arreglado con Barcelona?

− Así fue. Mientras jugaba en Santos Laguna (2009) hablé con un directivo que estaba en Barcelona ese año. La oferta económica que me hicieron era muy atractiva, pero primero quería asegurar el 20 % antes de firmar, pero aquel directivo me daba largas, me decía que un sponsor iba a pagar mi llegada, así que cuando llegué a Guayaquil, a inicios de 2010, ya estaba todo listo para ser presentado en el aeropuerto por la gente de Barcelona, pero 10 minutos antes llegó Luis Idrovo, coordinado­r azul en aquel año, y me indicó que Nassib Neme quería hablar conmigo. Me ofreció pagarme algo similar a lo que ganaba en México, y si quedábamos campeones me iba a dar lo que tenía pensado recibir con los amarillos; de ahí que no dudé en firmar con Emelec.

− ¿Cómo quedó con Barcelona?

− Muchos me criticaron, pero uno vive de esto. Soy el pilar de mi familia y tengo que velar por el bienestar de ellos. Los directivos de ese entonces nunca me concretaro­n nada; los esperé mucho tiempo. Así que no me arrepiento de nada, pues haber llegado a Emelec fue la mejor decisión que pude tomar.

− ¿Ahora cuál es el rumbo?

− Estoy contento porque tengo opciones internacio­nales de China y Tailandia. Además, las de un par de equipos locales. Aún no he definido nada porque espero tomar la mejor decisión para mi familia.

− ¿Cómo llegó usted a ser futbolista?

− Pese a que nací en Esmeraldas, mis primeros pasos se dieron en Manen chala, ya que cuando tenía ocho años nos mudamos a esa ciudad porque a mi mamá le salió un trabajo ahí. Ya ahí vi que había un equipo que se llamaba Fedeoro y le pedí a mi madre que me llevara, pero como era pagado ella no tenía posibilida­des. Un día de tanta insistenci­a me llevó y ella habló con el profe Lucio Armijos. Él le dijo que si era bueno me becaban, pero sino tenía que pagar. Así que luego de mi primer entrenamie­nto el profe le pidió de inmediato los papeles a mi mamá para inscribirm­e en el equipo (risas).

− ¿Cómo llegó a El Nacional?

− Luego de jugar un torneo infantil con Fedeoro en Guayaquil, a mis 13 años, hubo un par de directivos que se interesaro­n en mí, uno de un equipo de Lima y otro de El Nacional. Ellos hablaron con mi mamá y le dijeron que tenía condicione­s. Al inicio ella no me quería dejar ir, pero la convencí para ir a El Nacional.

− ¿Cómo fue su proceso en el equipo militar?

− En la parte deportiva muy buena, ya que aprendí mucho, pero en lo económico fue complicado porque el equipo tenía muchos problemas. A los chicos que veníamos de otras ciudades ya no nos podían tener en la concentrac­ión. Tuve que ‘arrimarme’ en casas de otros compañeros. Sin embargo, todo eso cambió cuando cumplí 16 años, ya que me dieron la oportunida­d de llegar al equipo de primera.

− ¿Qué hizo con su primer sueldo?

− En la sub-16, El Nacional me pagaba 150 dólares, de ahí que $ 100 le mandé a mi mamá y me quedé con los $ 50.

− ¿De los tres clubes por los que ha pasado con quién tuvo mayor amistad?

− Con Christian Benítez. Con él empezamos en El Nacional a los 13; nos conocimos desde chiquitos e hicimos la promesa de que íbamos a llegar a primera para ayudar a nuestras familias.

− ¿Cómo se ve en un futuro?

− Me veo como técnico. Estoy por obtener mi título y lo utilizaré cuando llegue el momento de mi retiro.

− ¿Cuándo se piensa retirar?

− Creo que cuando cumpla 37 o 38 años.

LUEGO DE 10 TEMPORADAS EL VOLANTE ESMERALDEÑ­O SALE POR LA PUERTA GRANDE

Me veía jugando unos años más en Emelec, pero así es el fútbol. El cuerpo técnico y el club tenían otro proyecto

Cuando llegué a Guayaquil, a inicios de 2010, estuve a poco de ser presentado en el aeropuerto por Barcelona.

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