Tsáchilas realizan baños y limpias para recibir el 2020
‘Sabios’ muestran sus saberes en Ambato ❚ Piden permiso a la madre naturaleza para preparar los rituales ❚ Las plantas se marchitan por las malas energías
El más joven de los conocedores sobre la medicina ancestral es Rodolfo Calazacón. Tiene 22 años y está preparado para impartir sus experiencias sobre las propiedades de las plantas, utilizadas en curaciones. Participa con los adultos en cada uno de los rituales de sanación que practican.
Rodolfo es hijo de José Calazacón, chamán de Peripa, una de las siete comunidades Tsáchilas de la provincia de Santo Domingo de los Colorados. José cuenta que no cualquiera puede ser un poné o sabio, pues es quien mantiene la estabilidad en cada uno de los sectores a los que representan.
Su hijo, precisa, aún está en el proceso de aprendizaje. “El chamán adquiere los conocimientos desde que está en el vientre de la madre y cuando nace se le nota esa vocación. Otros, expresa José, tienen el don para la pesca, la agricultura, artesanía y otras habilidades intrínsecas”.
Los ‘sabios’ tsáchilas llegaron a Ambato (Tungurahua) como última parada de su gira por el país para dar a conocer las costumbres, vestimentas y gastronomía de su pueblo.
José Calazacón, secretario de la Asociación Naturista y Vegetarista Tsáchila, aseguró que una de las tradiciones ancestrales es la medicina, que han heredado de sus bisabuelos y la han dado a conocer en todas las provincias del país.
La etnia está integrada por siete comunidades y hasta Ambato llegaron representantes de cuatro: Congoma Grande, Peripa, Chiguilpe y El Poste. Los visitantes son cuatro poné (sabios) y tres mujeres que se encargan de, con limpias, despojar lo negativo del cuerpo que han llevado las personas durante los 12 meses del año. Con un baño de florecimiento están listos para recibir buenas nuevas en el 2020.
En Tungurahua se quedarán hasta el 31 de este mes, porque desean que las personas conozcan sobre las diferentes limpias con las hierbas nativas.
Los tsáchilas cargan cortezas, raíces, tallos, hojas y flores de los bosques nativos donde los recolectan, siempre pidiendo la venia de la madre naturaleza. Si no pedimos la autorización las plantas marchitan y no tienen el poder para sacar las malas energías, aseguró Manuel Calazacón, uno de los ‘sabios’ más antiguos. Dice que para librarse de toda la energía negativa y para adquirir más conocimiento, tres veces al año toman ayahuasca. La bebida les purifica el cuerpo y alma. Cada sabio, agrega, debe aprender a estar en armonía con la naturaleza, porque de ella extraen su poder para ayudar a otras personas. Les enseñan a los futuros curanderos a utilizar el agua de los ríos, cascadas y piedras porque fortalece la espiritualidad.
“Si en verdad quiere ser un poné debe someterse a un proceso de aprendizaje de los conocimientos. Luego aprender a descifrar los sueños y revelaciones. A conocer los colores de la orina y también a limpiar con velas. También deben aprender y conocer sobre cada ser que hay en la naturaleza. Antes solo los hombres eran curanderos, ahora también hay mujeres”, dijo Manuel.
José Calazacón contó que, según la tradición, la pintura los protege de las enfermedades. Cuando ellos se pintaron con el wituk (fruto amazónico) lograron salvarse de la viruela.
EL DETALLE
Vestimenta. Los poné deben utilizar las prendas características; el cabello con achiote, el manpe tsanpa (falda), bufanda y lanza, como protección.