El nacimiento de Jesús, lo contaba desde su aposento don Cristóbal Quinde
En tiempos del rey Herodes mucha maldad abundaba, er pueblo en oraciones por un redentor clamaba.
Andaba la joven María por don José enamorada, en casorio comprometida y con fecha separada. Futura y feliz unión pronto se vería truncada, cumplir sacrosanta misión de profecía profetizada. Presentose el ángel Gabriel mientras María lavaba, este mensajero fiel buenas nuevas anunciaba.
-Entre todas las mujeres bendita llena de gracia, y bendito es tu vientre pa’ que el Salvador nazca. Siendo tú favorecida no te sientas perturbada, por gracia concebirás un varón en tus entrañas. Regocijante la María la pancita le criaba, rebosante de alegría se sentía aventurada.
Mientras tanto don José viendo a María preñada, ofuscado pensó él secretamente dejarla. Pero un ángel del Señor con prontitud bajaba, estas palabras le habló mientras José soñaba. José, José hijo de David bendita será tu casa, recibe a María feliz no intentes repudiarla. El fruto de su matriz es procreación sagrada, al mundo ha de redimir pa’ cumplir promesa dada.
Y subió María y José a Judea en caravana, la ciudad llamada Belén porque esa era su casa.
Por fin llegaron a Belén travesía ajetreada, María no se sentía bien la paridera le tocaba. Buscando onde acotejar no encontraban posada.
Entraron con sus tereques María ya dilataba, entre vacas y bueyes a Jesús lo alumbraba.
Acostado sobre el pesebre envuelto en sábanas blancas, acompañaban al naciente caballos, terneros y vacas.
En er campo unos pastores sus rebaños pastoreaban, bajó un ángel del Señor y declaró estas palabras.
-Que no los abrume el temor llenen de gozo sus almas, ha nacido el Salvador redentor de nuestra causa. Si hoy es Noche buena y mañana es Navidad, la fiesta del Niño Dios debemos todos celebrar. Esta historia sagrada don Cristóbal sabía contar, pa’ que no sea olvidada en épocas de Navidad.