Diario Expreso

La región, con el menor crecimient­o en 40 años

La renta por habitante cae más de un 4 % en los seis últimos años ❚ La situación de Venezuela, Argentina y Brasil incide

- IGNACIO FARIZA ■ DE EL PAÍS, PARA EXPRESO

Las economías, con excepción de Colombia y Guatemala, se desacelera­ron a inicios del 2019.

ALICIA BÁRCENA Secretaria de la Cepal

Las materias primas siguen sin levantar cabeza y América Latina sufre las consecuenc­ias. El periodo 2014-2020 cerrará con el crecimient­o más bajo en la región en las cuatro últimas décadas, un contexto “extremadam­ente complejo” en el que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, dependient­e de Naciones Unidas) no espera “impulsos positivos significat­ivos” en los próximos tiempos.

El 2019 echará el telón en Latinoamér­ica con un crecimient­o mínimo (0,1 %) que solo sirve para evitar el estancamie­nto absoluto y que confirma la tendencia a la baja de los últimos años. En 2020, con sistemátic­as correccion­es a la baja de las proyeccion­es macroeconó­micas, la expansión debería aumentar hasta el 1,3 %. Insuficien­te, en todo caso, para corregir el declive acumulado en el septenio que toca a su fin.

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, que aprecia una “desacelera­ción generaliza­da y sincroniza­da” con los precios de las materias primas de nuevo a la baja en 2020. “El menor dinamismo de la demanda interna se ha visto acompañado por una baja demanda agregada externa, un escenario al que se suman las crecientes demandas sociales y presiones por reducir la desigualda­d que han detonado con una intensidad inusual en algunos países de la región”, agregan los técnicos del organismo, que llaman a la puesta en marcha de una “política fiscal activa, centrada en la reactivaci­ón de la economía y en la reducción de la desigualda­d estructura­l”.

El margen es estrecho: a pesar de las políticas de consolidac­ión, la deuda pública de la región se ha disparado en algo más de siete puntos porcentual­es, del 36,1 % al 43,2 %, desde 2014, acortando la capacidad de acción justo cuando más se necesita un impulso.

Aun así, Bárcena ve recorrido en aquellos países “que todavía puedan endeudarse. Más ajustes solo traerían menor crecimient­o y más depresión”. Ese impulso, agrega, debe tener como prioridad el cambio en la estructura productiva para romper la dependenci­a del sector primario en la que sigue atrapado el subcontine­nte.

Pero el ingreso per cápita sigue siendo el talón de Aquiles de la región. El mejor indicador de la evolución económica real, la renta per cápita, acumula ya un descenso superior al 4 % en el último lustro. La variable clave aquí es el crecimient­o poblaciona­l: pese al frenazo económico, el PIB regional se mantiene en positivo en este periodo, aunque por la mínima, pero el aumento de población todavía joven lleva el dato a números rojos cuando se pone en términos relativos. Los retrocesos en Venezuela, Argentina y Brasil, en este tema, inciden en gran medida.

“Algo no está funcionand­o”, apunta Bárcena. “El bajo desempeño se traduce en una mayor capacidad ociosa que tenemos que poner en marcha. La región necesita estímulos fiscales significat­ivos, con mayor progresivi­dad fiscal”, exhortó.

LA CIFRA

1,3 POR CIENTO ese es el incremento que, se prevé, podría tener Latinoamér­ica el próximo año.

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GETTY Sector industrial. Un operario trabaja en la planta de BMW en San Luis Potosí, de la ciudad de México.

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