Argentina apura medidas para buscar salida a la peor crisis desde 2001
Los beneficios apuntan a las poblaciones que son más vulnerables
El nuevo gobierno argentino promulga un paquete de medidas económicas e impositivas de emergencia que busca poner en marcha un país que asumió en “virtual default” y que está inmerso en una crisis parecida a la de 2001, según el presidente Alberto Fernández.
“La promulgación sale hoy, sale hoy”, declaraba ayer a la prensa el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, al ingresar a la Casa Rosada, consultado sobre la publicación en el Boletín Oficial de la “megaley” de emergencia.
La demora en la publicación esperada para la mañana de ayer tras su aprobación el sábado en dos maratónicas sesiones en el Congreso, se debería a un cambio en el punto que otorga una moratoria a las deudas impositivas de las empresas, para que solo estén incluidas las pequeñas y medianas firmas, según fuentes gubernamentales.
La norma le otorga al Poder Ejecutivo durante un año una serie de facultades para administrar el Estado en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social.
El Gobierno pretende “atender las necesidades de los sectores más vulnerables y poner todos los esfuerzos en recuperar la demanda agregada e impulsar el crecimiento”, explicó ayer el titular de la Administración de Seguridad Social, Alejandro Vanoli. En ese marco se inscribe el lanzamiento de un “plan contra el hambre”, así como bonos de emergencia para las jubilaciones mínimas y los sectores más postergados.
“La situación es difícil, es un país que ha tenido que reperfilar su deuda, con un profundo déficit fiscal y financiero, con una situación de recesión e inflación; el Estado está poniendo todo el esfuerzo en quienes más están padeciendo la situación social”, insistió Vanoli.
El expresidente liberal Mauricio Macri planteó en septiembre negociaciones para reperfilar (alargar los plazos de vencimientos) la deuda con bonistas y con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le otorgó en 2018 un préstamo por unos 57.000 millones de dólares, de los cuales recibió 44.000 millones.