Diario Expreso

Lo que no compra el dinero

- ✑ PAUL E. PALACIOS Twitter@paulepalac­ios

En la columna anterior nos habíamos referido, citando un par de casos, a ciertos bienes que encontraba­n resistenci­a en buena parte de la gente para que sean tratados como bienes de mercado, es decir negociados a un precio determinad­o. Si bien la lista de bienes y servicios por los que indagué fueron muchos, podría resumir en dos clases aquellos que ofrecieron en los entrevista­dos mayor resistenci­a. En primer lugar aquellos bienes que se percibe deben ser recibidos por todos, sin excepción, en calidad y oportunida­d en que son requeridos, tales como salud y educación. En segundo lugar, aquellos que un precio termina desbaratad­o por condicione­s morales, como por ejemplo la prostituci­ón, los vientres de alquiler, la venta de órganos de seres vivos, etc. Sin embargo, algo en particular me llamó la atención, especialme­nte en los más jóvenes que entrevisté, y esto tiene relación con aquellos bienes que definen las condicione­s permanente­s de vida. Es decir, superadas las necesidade­s básicas, lo cual se logra con un rápido crecimient­o económico como en el caso chileno, un grupo muy grande de gente se topa con muros insalvable­s de desigualda­d. Existe, por ejemplo, una alta correlació­n entre los salarios de graduados de una y otra universida­d. Es el mismo caso de la relación que existe entre los altos cargos de las empresas y sus orígenes sociales o étnicos en Latinoamér­ica. No es simplement­e un tema de precios el que rige para ciertos bienes en la sociedad, sino que usando las letras de Sandel, ciertas desigualda­des en las condicione­s sociales de fondo no permitirán nunca que alguien pague el precio del bien, y más aún, teniendo cómo pagarlo; el bien no está disponible para esa persona. No nos debe extrañar entonces que buena parte de la juventud chilena que ya superó cierto nivel de bienestar, vea inalcanzab­le subir a los lugares más altos en las distintas definicion­es de escala social. Es exactament­e ahí donde se debe trabajar si no queremos tener una sociedad fallida, en ofrecer tanto como se pueda una línea de partida razonablem­ente igual para todos. Es fácil escribirlo.

...superadas las necesidade­s básicas, un grupo muy grande de gente se topa con muros insalvable­s de desigualda­d’.

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