Diario Expreso

En México, las piñatas alegran las posadas

Los vendedores y los fabricante­s luchan por mantener la tradición

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Los vendedores de piñatas, uno de los símbolos mexicanos más reconocido­s a nivel mundial, luchan contra el estancamie­nto y la influencia extranjera por mantener la tradición de las posadas, fiestas que se celebran los nueve días previos a Navidad.

Una muestra es la familia de Vanesa Alcaraz Estrella, que desde hace tres generacion­es fabrica estos objetos con cartón, periódico y papel maché al oriente de Ciudad de México, en la calle Agiabampo, donde muestran creaciones que miden hasta tres metros de altura, por lo que la gente suele llamarla la ‘Calle de las piñatas’.

“Cuando estábamos chicos el abuelo era el que las realizaba. Y ya con el tiempo, pues nosotros las fuimos haciendo diferentes y buscándole para que se vean más bonitas”, cuenta a Alcaraz, quien desde hace 12 años está en el negocio.

Las piñatas originales son de siete picos porque cada uno representa un pecado capital y se rompen durante las posadas porque simbolizan la destrucció­n del mal; pero Vanesa explica que su familia ahora las hace con más picos para atraer la atención del cliente.

Así, siente que contribuye a preservar la tradición de las posadas, “porque en muchos lados ya no se acostumbra” a hacerlas de la forma tradiciona­l, que consiste en el recuerdo del peregrinaj­e de María y José hasta Belén con una mezcla de costumbres indígenas y católicas del 16 al 24 de diciembre.

Las piñatas de la familia Alcaraz Estrella cuestan hasta 100 dólares y se distribuye­n en toda la ciudad, sobre todo en el Mercado de Jamaica, uno de los centros de comercio más importante de la capital.

Ahí, Guadalupe Clacomulco, una de las comerciant­es, lamenta que los ingresos de sus clientes sufran por el actual estancamie­nto de la economía. Ella afirma que sus clientes aún tienen ánimo de conservar la tradición, por lo que ella y sus colegas venden otros objetos relacionad­os con las posadas, como veladoras y canastas.

También ofrece fruta para el clásico ponche mexicano, una bebida caliente que se prepara con caña de azúcar, guayaba, manzana, ciruela pasa, tamarindo, jamaica, canela, piloncillo y tejocote. Además de las piñatas y el ponche, hay quienes mantienen vivas costumbres como dar el aguinaldo y pedir posada, que consiste en organizar una serie de cantos en la calle para simular el andar de María y José.

Sin embargo, la cultura estadounid­ense y la música contemporá­nea inciden para que este tipo de tradicione­s permanezca solo en algunas familias.

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MARIO GUZMÁN / EFE Ciudad de México. Las piñatas llenan en estos días los mercados.

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